No me olvido de Milagros.

Milagros, un joven de menos de 8 años el cual según me contó así le decían porque estuvo al punto de perder la vida semanas atrás en una descarga eléctrica de unos cables mal colocados. Cuando emprendimos el viaje al sur profundo, al sur olvidado, era para despejar la mente y conocer la parte que el turismo no logra alcanzar. Pero en una parada encontramos a Milagros y varios como él, de probable descendencia haitiana algunos, a Milagros lo encontramos jugando con una cicatriz marcada y un tanto todavía abierta así que mas bien una herida (sin el debido trato medico en fin), ahí volví a comprender que ni las grandes ciudades ni el mayor "progreso" pueden pretender tapar el sol con un dedo.

Cualquier joven debe tener la oportunidad de crecer ante la mente de todos por mas mostrencos que algunos sean con una debida educación, con seguridad, con salud, con control de una figura parental, con un modelo a imitar y con valores que todos respeten. Entonces podemos aplicar el mismo caso a un pueblo o país. Y quien nos habla de mayor inversión en educación, salud y áreas fundamentales debe tener mayor difusión y aceptación que aquel que habla de continuar con el mismo patrón sin cambio alguno. Sigo con el niño, piensen en el joven, debe seguir creciendo con elementos que lo eleven no sólo de tamaño sino también de aptitud y conocimiento, bajo un ambiente estable, seguro y respetuoso de sus leyes. Reza el dicho que que "Árbol que nace torcido su tronco nunca endereza". Creo que de 1844 hacia acá hemos nacido, crecido y que aun hoy estamos a tiempo de enderezarnos. Por Milagros y para el país hagamos un cambio, y que éste sea para mejorar.

Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo. (Miguel de Cervantes)

T.