Thursday, February 7, 2019

Tueska, Hoepelman y su conjura contra las leyes de violencia de género


“Esclavitud profesional” llamó George Michael a su contrato con la empresa Sony Music en los años 90, ya que según el artista le dejaba poco control sobre su trabajo y su carrera. Tras una larga batalla contra la empresa, Michael terminaría derrotado en los tribunales. La industria musical tiende a velar por sus relaciones comerciales como cualquier otro negocio lucrativo, con poca consideración por el ser humano.

En años recientes, en el plano local fue objeto de mucho seguimiento público el contrato de representación artística del salsero David Kada. El artista no pudo siquiera utilizar por años el nombre que lo hizo famoso, por el mismo encontrarse registrado a la empresa de su ex manejador. También es conocido en nuestra historia musical los problemas enfrentados por la cantante Maridalia Hernández con su disquera décadas atrás.  

Por consiguiente, es fácil reconocer que las diferencias y tensiones siempre han existido entre el mundo artístico y el corporativo. Agreguémosle a eso las complicaciones de un divorcio, y nos podremos acercar más al conflictivo caso de la especie.  

Dos años han pasado desde que la merenguera Tueska se separara de su exesposo y manejador Evelio Herrera. En este período la cantante ha exhibido una vida de lujo junta a su nueva y polémica pareja. Poco o nada han mostrado las engañosas redes sociales de animosidad o penurias, sino todo lo contrario, dificultando el papel a desempeñar en esta semana de víctima intrafamiliar, a raíz de una denuncia interpuesta a su exesposo.

Luego de su separación y conflictos en tribunales con su exesposa, Evelio Herrera ha dejado claro que “Si hay alguien que quiera invertirle, que me devuelva mi dinero”, reduciendo el problema a uno de interés económico y financiero más que de amor u odio para Tueska. Este tipo de declaración podría convertirlo en una persona desalmada, poco caballerosa y hasta fría, pero no es suficiente para tipificarlo como agresor.

Por su parte, Tueska alega haber enfrentado agresiones psicológicas en sus redes sociales, “que aunque no dejen marcas visibles si dejan cicatrices emocionales, espirituales, te quebrantan, dañan la armonía familiar… te hieren profundamente”. Un concepto tan etéreo que puede ser aplicado para cualquier ruptura amorosa o pérdida de un ser querido.

Según los medios, el expediente que reposa en la Fiscalía se desarrolla diciendo que “Herrera se mantuvo asediándola e insultándola desde febrero del 2018, tanto personalmente como vía telefónica, y en las redes sociales de una manera subliminal”. Todo lo que sería descartado por la jueza debido a ausencia de pruebas.

De igual forma, en la solicitud de medida coerción se señala que en el año 2013, bajo manipulación, Evelio hizo que esta firmara un contrato “leonino y abusivo” hasta el 2023. Por lo que, sería oportuno que la artista aclarase si el matrimonio que contrajeron el año siguiente, en 2014, también fue firmado bajo dicha manipulación.

Por su parte, el abogado Jose Hoepelman, representante de Tueska, establece que los “documentos restringen los derechos elementales de la señora Tueska a través de prohibir que ella trabaje”, creando violencia psicológica y estrés postraumático. Siguiendo esta lógica, es lamentable para otros artistas como George Michael o David Kada, no haber sostenido una relación con sus manejadores ya que sufrieron similares percances sin tener a cargo el recurso de la violencia de “género”.

Y he aquí uno de los principales riesgos de todo este espectáculo. Y es que el uso de la violencia de “género” y/o “intrafamiliar” no puede ser un instrumento más en el arsenal de lucha contra conflictos civiles o chantajes comerciales. Y si al Ministerio Público le importan las mujeres como alegan deben exigirle contundencia y pruebas, no relatos.

La coerción en este caso es la exageración más flagrante y vengativa, no hay indicios ni testimonios de violencia física, ¿qué buscaba entonces el Ministerio Público y el abogado Hoepelman al intentar reducir a este hombre?

Despojar a un hombre de su libertad por un conflicto civil y comercial es mezquino y desproporcionado. Hacerlo en el inicio de un fin de semana largo, demuestra una intención tan malvada que cualquier empatía hacia la supuesta víctima debe ser revocada, ya que lo que se perseguía era extender en el tiempo su prisión preventiva sin razón justificada.

Todo esto pone entredicho la lucha de género, ya que le pone una cara y una figura popular a la justificación que vendrá cuando un abuso real ocurra. Dirán “Mira el caso de Tueska, hay mujeres que hacen eso…”, y nuestras mujeres estarán más desprotegidas por el nivel de popularidad que ha alcanzado este caso.

Y aunque el fin del esquema pudo haber sido loable para algunos, es decir recuperar a toda costa su carrera musical, el mismo fue uno de matices individualista, el cual no tomó en cuenta pisotear y relajar el derecho de esas víctimas reales, de poner en riesgo sus vidas, de poner en entredicho sus testimonios y la credibilidad de los fiscales. Cosa la cual también el abogado Hoepelman debió saberlo antes de proceder a asesorarle por ese camino.

Y es que la credibilidad se gana en los actos y no en las poses, así como la confianza a través de la coherencia en el tiempo. Y ambas son muy susceptibles de ser rotas con acciones de esta calaña.

A propósito ¿Cómo puede un abogado defender a esa gente?


“Por mucho que nos hieran, a través de las historias de nuestros clientes aprendemos más y más que la vida es desordenada; Aprendemos a ver el gris donde otros ven en blanco y negro… Abren puertas para comprender no solo las humanidades de nuestros clientes, sino también las nuestras.” W.M.

A raíz del caso Emely Peguero, pude observar muchas personas atacar a la abogada de Marlin Martínez con un encono similar a si hubiese cometido el crimen. Esto parte de la idea de que alguien es bueno o malo dependiendo a quien defienda, y es estimulado por la furia que se promueve en las redes sociales eligiendo fragmentos aislados de su defensa.

En estos casos tan mediatizables y mediatizados, donde se impone una narrativa novelesca del bueno versus el malo, el rico contra el pobre, amor versus odio, la impunidad frente a la justicia… es difícil que cualquier persona permanezca impasible ante sus procesos y resultados. Razón por la cual ante una buena representación legal, se llegue a cuestionar la necesidad de que aquellos a quienes creemos criminales tengan defensa alguna.

En el año 2013, Abbe Smith editó en Estados Unidos el libro “Como puedes representar a esas personas?”, dedicándose a reunir testimonios de abogados que se han visto en el escenario de defender casos impopulares o a criminales. ¿Qué mueve a esos abogados a incursionar en estos ámbitos? (No todo era dinero puesto que muchos de ellos son defensores públicos asignados), sobre el particular hay varias respuestas posibles según la defensora Barbara Babcok cuenta en el libro, entre ellas:

–          La respuesta del constitucionalista que dice “Es un trabajo noble en el cual el derecho a la defensa es invocado… consagrando una justicia equitativa, igualitaria y exacta.”
–          La del egotista que dice “Es más interesante que la rutina repetitiva de otros abogados…”
–          La del probabilista que dice “Es mejor que diez culpables salgan libres que un inocente culpable…”
–          La del trabajador social que explica que “Aquellos acusados del crimen son justamente los representantes más visibles de una clase sin oportunidades en América, por lo que darles la justicia que merecen terminará en una acción beneficiosa para la comunidad reduciendo el enfado y la alienación.”
–          La respuesta del civilista libertario que dice “Aquellos acusados son la representación de todos. Cuando sus derechos son erosionados, la nariz del camello está bajo la carpa y le puede colapsar a cualquiera. Protegiendo los derechos de los criminales, nos protegemos nosotros mismos.”

Está también la respuesta del dinero, y otras más. Y aunque no sepamos las razones que llevaron a la abogada de este caso a defender a la acusada, quizás una muy oportuna de las citadas por Babcok es la que ella denomina la “Respuesta Recogedor de Basura”, que dice “Es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo. No podemos tener un sistema de adversarios funcionando sin partes en ambos lados. Un abogado de la defensa mantiene el sistema limpio empujando a la policía y a los fiscales a altos estándares”.

A pesar de no conocer aún la sentencia íntegra del caso de Emely, mucha de la repulsa por el dispositivo de la sentencia ha sido dirigida a los jueces, poco a los abogados privados o del Ministerio Público, nada al tratamiento de la Policía de la información. En estos casos, el papel de un buen abogado de defensa exige una eficiencia en estas instituciones a instrumentar un mejor expediente.

Por eso juzgar el devenir del caso sin conocer a profundidad, no solo las argumentaciones sino las pruebas disponibles, la vinculación a esas pruebas, las refutaciones… más allá de lo que diga un abogado de una parte por las redes sociales, puede ser errado. 

En ese sentido, sería oportuno evaluar no solo el desempeño de nuestras instituciones, sino la responsabilidad de los abogados, comunicadores y figuras públicas que en ocasiones promueven falsas expectativas, la repulsa social, el descreimiento de la justicia e incitan al desorden, con intereses diversos que pueden ir desde promover una candidatura o una aprobación de gestión, a buscar likes, colocar vallas o tentar el caos para fortalecer una política de oposición, cosas de las cuales debemos cuidarnos.                                         

Y es que los juicios pueden ser televisados, pero no necesariamente resultan material para las redes sociales, fragmentos de 30 segundos pueden excluir dimes y diretes, tensión y demás dinámicas propias de la vida misma… hoy por suerte le tocó ese trato a alguien culpable pero como diría el civil libertario, el trato de aquellos acusados es la representación de todos. Y aquí es válido reconsiderar el análisis del tribunal que al observar la doctrina, la jurisprudencia y el Código Penal, concluyeron que “Crear la complicidad de Marlín Martínez en base a los hechos que han sido probados al tribunal, constituiría el precedente más funesto para el derecho penal”.

Entiendo que por la connotación del caso y el dolor de muchas personas ninguna sentencia fuera de la pena de muerte (prohibida en el país) podría traer consuelo a la gente, pero como dice William Montross al referirse a ella: 

“La pena de muerte es cara; ha resultado en la muerte de personas inocentes; Es bárbaro y anacrónico; es racista y clasista; envía el mensaje equivocado a nuestros hijos; Nos estigmatiza ante los ojos del mundo. Promete falsamente la curación y el “cierre” a los miembros de la familia en duelo cuando no hay nada terapéutico en el proceso. Multiplica el dolor existente: cuando una hija pierde a un padre, una ejecución lo convierte en dos. Por lo demás, las personas buenas engañan y destruyen pruebas para asegurar una sentencia de muerte que avanza en sus carreras o asegura su reelección. Tan poderosa es su capacidad de pervertir que lleva a la gente a creer que su dios quiere la muerte y no la redención.”

A pesar de tratar someramente el juicio del momento, la finalidad de este escrito ha sido exponer que existen diversas razones para defender a un acusado de un crimen horrendo, y que es necesaria su defensa para el sostenimiento del sistema, más cuando se incluye elementos como la mediatización y la presión pública sobre los jueces a dar un dictamen más allá del caso y pruebas que se le presenten.

Este país no tiene dolientes


Así puede resumirse el sentimiento plasmado en toda la obra que el economista Félix Calvo ha titulado: “El Triple Colapso. La crisis de la Banca, de la Moneda y el Estado. 1998-2004”.

A pesar de ser un tema constantemente repasado bajo la manipulación de la política y el recuerdo sufrido de muchos dominicanos, el libro de Calvo, designado vicegobernador del Banco Central en el peor momento de la crisis, viene a arrojar luz sobre el tema de manera didáctica y técnica, que bien vale regresar a aquellos momentos.

1998 marca el año de inicio de la evaluación del libro. Sin embargo, bien pudo partir desde 1990 el autor cuando el gobierno de Joaquín Balaguer empieza a manejar tres cosas de manera poco transparente según el economista: 1) el Banco Central y sus déficits; 2) el financiamiento del sector público no financiero; y 3) las “sucesivas crisis bancarias, como la del entonces mayor banco privado del país BANCOMERCIO”.

En vez de ser corregidas en los años subsiguientes, similares prácticas se mantuvieron en el tiempo. Sin embargo, Calvo ha decidido iniciar nuestra experiencia como lectores en el año 1998, debido a un informe que hiciera ese año un reconocido economista español de nombre Aristóbulo de Juan al Banco Central. Aristóbulo cuyo nombre viene del griego y  significa “gran consejero”, vino al país a evaluar el sistema financiero nacional generando un informe con el cual se hacía merecedor de su nombre.

En este informe, luego de realizar unas pruebas de “estrés” a los bancos nacionales, De Juan concluye que la situación de riesgo de algunos de estos era tan alta, que de no ser reestructurados de manera operativa y financiera “se agravaría la falta de rentabilidad y el fuerte déficit de solvencia existentes hoy día, abocando a soluciones más costosas”. El Informe, que proyectaba la situación como una especie de “bomba de tiempo”, sería sepultado por las autoridades del Banco Central según el autor, quienes llegarían inclusive a esconderlo de sus sucesores, siendo facilitado entonces por el mismo Aristóbulo de Juan años después a través de su secretaria.

La sucesión de irresponsabilidades que provocan la crisis bancaria es bien dividida por etapas y renglones en el libro. Calvo revisita la situación macroeconómica pre-crisis del país a través de un documento del FMI, para aclarar que no se trató de un problema originado en el gobierno directamente, sino uno cuya responsabilidad principal se origina en los fraudes del sistema bancario privado, diciendo que:

“Este documento (FMI) muestra que los indicadores macroeconómicos estaban bajo control: crecimiento del PIB en las condiciones del choque externo…, la relación deuda pública/ PIB bastante baja, los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos mejorando con una disminución del déficit de dicha cuenta corriente, mientras se registra un aumento de las reservas internacionales del país por los flujos netos de capitales, a la vez que un control del déficit del sector público y de la inflación indicaban un gasto publico sometido a nivel de equilibrio, sin desborde.”

El libro se convierte así en una visita magnífica a nuestra historia reciente, guiada por un actor de primera fila. Por lo que todo aquel interesado en la vida ciudadana, la política y el futuro del país debe leerlo para tener una idea de cómo se confecciona el poder en la República Dominicana, y orientarse sobre:

          Cómo pretendieron convertir los medios de comunicación (al servicio de banqueros fraudulentos y políticos irresponsables) al Presidente de turno en el causante de sus faltas.

          Cómo el dinero dilapidado en intervenciones cambiarias contó con la complicidad de banqueros y las autoridades, en perjuicio del Estado.

          Cómo pueden realizarse decisiones incorrectas en tiempos de crisis por alegada presión internacional. Ej. Comprar las Edes.

          Cómo el engreimiento institucional de ciertos funcionarios los alejó de su condición de servidores y de los intereses públicos.

          Cómo la complicidad entre políticos y banqueros en el momento resultaba en una regulación laxa y reguladores captados.

        Cómo pueden ser engañados organismos internacionales.

Cómo el tiempo, a través de los ejemplos de otras crisis en países desarrollados, le ha dado la razón a medidas criticadas en su momento.
Fraude, ineptitud, petulancia, indiferencia… que parecería darle la razón al economista Calvo, cuando en uno de sus capítulos, concluye que la República Dominicana es una nación sin dolientes. ¿Pero qué entonces lo motivaría a escribir esta obra sino fuera por los dolientes del presente y del futuro? ¿Qué nos hace a nosotros entonces tan llenos de impotencia luego de leer sus páginas? Por más datos convincentes expuestos me rehúso a pensar que así sea, aquí estamos los dolientes y precisamos cada vez más de este tipo de insumos para la instrucción.