Así puede resumirse el
sentimiento plasmado en toda la obra que el economista Félix Calvo ha titulado:
“El Triple Colapso. La crisis de la Banca, de la Moneda y el Estado.
1998-2004”.
A pesar de ser un tema
constantemente repasado bajo la manipulación de la política y el recuerdo
sufrido de muchos dominicanos, el libro de Calvo, designado vicegobernador del
Banco Central en el peor momento de la crisis, viene a arrojar luz sobre el
tema de manera didáctica y técnica, que bien vale regresar a aquellos momentos.
1998 marca el año de inicio de la
evaluación del libro. Sin embargo, bien pudo partir desde 1990 el autor cuando
el gobierno de Joaquín Balaguer empieza a manejar tres cosas de manera poco
transparente según el economista: 1) el Banco Central y sus déficits; 2) el
financiamiento del sector público no financiero; y 3) las “sucesivas crisis
bancarias, como la del entonces mayor banco privado del país BANCOMERCIO”.
En vez de ser corregidas en los
años subsiguientes, similares prácticas se mantuvieron en el tiempo. Sin
embargo, Calvo ha decidido iniciar nuestra experiencia como lectores en el año
1998, debido a un informe que hiciera ese año un reconocido economista español
de nombre Aristóbulo de Juan al Banco Central. Aristóbulo cuyo nombre viene del
griego y significa “gran consejero”,
vino al país a evaluar el sistema financiero nacional generando un informe con
el cual se hacía merecedor de su nombre.
En este informe, luego de
realizar unas pruebas de “estrés” a los bancos nacionales, De Juan concluye que
la situación de riesgo de algunos de estos era tan alta, que de no ser
reestructurados de manera operativa y financiera “se agravaría la falta de
rentabilidad y el fuerte déficit de solvencia existentes hoy día, abocando a
soluciones más costosas”. El Informe, que proyectaba la situación como una
especie de “bomba de tiempo”, sería sepultado por las autoridades del Banco
Central según el autor, quienes llegarían inclusive a esconderlo de sus
sucesores, siendo facilitado entonces por el mismo Aristóbulo de Juan años
después a través de su secretaria.
La sucesión de
irresponsabilidades que provocan la crisis bancaria es bien dividida por etapas
y renglones en el libro. Calvo revisita la situación macroeconómica pre-crisis
del país a través de un documento del FMI, para aclarar que no se trató de un
problema originado en el gobierno directamente, sino uno cuya responsabilidad
principal se origina en los fraudes del sistema bancario privado, diciendo que:
“Este documento (FMI) muestra que
los indicadores macroeconómicos estaban bajo control: crecimiento del PIB en
las condiciones del choque externo…, la relación deuda pública/ PIB bastante
baja, los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos mejorando
con una disminución del déficit de dicha cuenta corriente, mientras se registra
un aumento de las reservas internacionales del país por los flujos netos de
capitales, a la vez que un control del déficit del sector público y de la
inflación indicaban un gasto publico sometido a nivel de equilibrio, sin
desborde.”
El libro se convierte así en una visita
magnífica a nuestra historia reciente, guiada por un actor de primera fila. Por
lo que todo aquel interesado en la vida ciudadana, la política y el futuro del
país debe leerlo para tener una idea de cómo se confecciona el poder en la
República Dominicana, y orientarse sobre:
– Cómo pretendieron convertir los
medios de comunicación (al servicio de banqueros fraudulentos y políticos
irresponsables) al Presidente de turno en el causante de sus faltas.
– Cómo el dinero dilapidado en intervenciones
cambiarias contó con la complicidad de banqueros y las autoridades, en
perjuicio del Estado.
– Cómo pueden realizarse decisiones
incorrectas en tiempos de crisis por alegada presión internacional. Ej. Comprar
las Edes.
– Cómo el engreimiento institucional de
ciertos funcionarios los alejó de su condición de servidores y de los intereses
públicos.
– Cómo la complicidad entre políticos y
banqueros en el momento resultaba en una regulación laxa y reguladores captados.
– Cómo pueden ser engañados organismos
internacionales.
Cómo el tiempo, a través de los
ejemplos de otras crisis en países desarrollados, le ha dado la razón a medidas
criticadas en su momento.
Fraude, ineptitud, petulancia,
indiferencia… que parecería darle la razón al economista Calvo, cuando en uno
de sus capítulos, concluye que la República Dominicana es una nación sin
dolientes. ¿Pero qué entonces lo motivaría a escribir esta obra sino fuera por
los dolientes del presente y del futuro? ¿Qué nos hace a nosotros entonces tan
llenos de impotencia luego de leer sus páginas? Por más datos convincentes
expuestos me rehúso a pensar que así sea, aquí estamos los dolientes y
precisamos cada vez más de este tipo de insumos para la instrucción.
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