A raíz del 2008...

Bien comienza el nuevo año y por todo lo alto, (tabaco y ron en mano, emulando al merengue aquel) deseamos de nuevo, por tradición soñamos, buscamos recomenzar, envejecemos aunque algunos trataran de rejuvenecerse, recibimos el año llenos de propuestas como tipo de cambio efectivo para el porvenir, pero si uno ha de analizar bien no ha pasado ni pasará mutación real alguna que sea necesaria, nada más que en los calendarios.

La esperanza se cifra en este año, en el cual pretendemos comenzar desde cero, ayudados con el doble sueldo navideño que nos da para pagar algunas deudas que permitirán ciertamente volver a endeudarnos y tocar en ilusión a la felicidad moderna, pero siento que pasan los años y estos son incapaces de formular cambio concreto alguno, muchos que siguen postergando sus algun dia aplastadas revoluciones por falta de apoyo o de agallas en un mundo que aparenta crecer de lado individualista.

Los calendarios cambian el número del año pero repiten los meses, al igual que la humanidad repite el sufrimiento, las penas, los éxitos, las desigualdades, los placeres, la placidez y un tanto tambien de acidez que la trae igual que aquellas guaguas que esperan el advenimiento de Cristo en su mensaje trasero. Lo realmente sorprendente es como a pesar de Once meses, en este doceavo buscamos algo en esas fechas navideñas que el consumismo y el capital no han logrado penetrar en su totalidad, he ahí la real grandeza.

Hemos de concluir entonces que todos necesitamos mas navidades, que si aquello de 365 días se rige por el giro ante Sol trabajemos en una propuesta que dure menos y que expanda ese deseo común y social que las compras normalmente confunden y contraen. Esperemos y trabajemos porque este año no le de razon a aquel poeta español realista y un tanto pesimista Angel Gonzalez que exclama:

"Te llaman porvenir porque no vienes nunca"

T.