Tuesday, January 8, 2008

Y yo me mato de un tercer piso, imaginate.

Alcides Moreno, ecuatoriano, trabajaba limpiando vidrios del piso 47 en una torre en Manhattan junto a su hermano cuando por accidente cayeron al vacío desde 167 metros de altura, muriendo al instante su hermano pero logrando sobrevivir sorprendentemente Alcides. Su pronta recuperación y el hecho de que los médicos hablen de lograr que Alcides vuelva a caminar, constituye un verdadero milagro o como prefieran llamarlo, que cualquier ser humano contemplaría con no menos grado de shock como si Britney recuperase la custodia de sus hijos, Barry Bonds su encanto ante los fanáticos o que Amable Aristy (candidato presidencial dominicano) comience a repartir papeletas desde un jet privado, ¡ay de que hablo! todos sabemos que lo de Amable no provocaría efecto de algo extraño e insólito.

Por otro lado, lo importante aquí es el milagro, el destino, la suerte, el azar, la diligencia etc. Los elementos que intervienen en esto ¿Cuáles son? o todos convergen por la vida de Alcides, ¿que tiene que contar Alcides a la humanidad que ha permitido su permanencia terrestre ante una caída de más de 500 pies? ¿O será precisamente eso? Sobrevivir en tiempos amorfos, sin fe, incrédulos, escépticos, donde ver para creer casi tampoco esta dando abasto! Alcides cuenta algo como sobreviviente que sus palabras no se hacen necesarias para relatarlo, y es que este pequeño milagro o maravilla que salva al ecuatoriano frustra de nuevo a la ciencia que no todo puede explicar, la ciencia que para ser efectiva se cree ha de tener caracteres de imperio en este mundo moderno y no de complemento. Por eso finalizo creyendo como el que una vez dijo que:

"Allí donde termina la ciencia, empieza la fe".

T.

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