Sunday, May 31, 2009

Cuando perdonar se hace imposible...


Víctor Jara fue un cantante y profesor chileno que en los años 60 y 70 apoyaba abiertamente el comunismo y los regimenes de izquierda en América Latina y el mundo. Su imagen tocando guitarra y su voz cantando te recuerdo Amanda son de esos insignes emblemas que quienes vivieron esa época siempre recordarán. Después del Golpe de Estado que derrocó y llevó a la muerte al presidente Salvador Allende, toda la izquierda chilena fue perseguida por órdenes superiores de Pinochet y la CIA.

Como figura pública, compositor y cantante Víctor Jara era formidable, y un "target" intelectual más para los golpistas a quien vapulear. Los militares fascistas le golpearon las manos hasta desfigurárselas después de sacarlo de un concierto, le rompieron la cara a culatazos, las costillas, el ojo... algo así como si quisieran arrancarle a golpes la ideología.
Terrible final para un hombre que cantó sobre el Derecho a vivir en paz, Víctor Jara murió asesinado y sus manos no parecían ya las de un guitarrista por el odio intransigente que no merece perdón alguno...

35 años después, el menos importante de sus asesinos comenzará a ser juzgado. El crimen a pesar de los años no prescribe así como tampoco se extingue el dolor. Romperle las manos a un guitarrista, torturarlo y asesinarlo por un odio ideológico es tan criminal como despojar a un niño de 12 años de su futuro. Y así como 35 años después un crimen tan horrendo como el de Víctor Jara comenzará a ser juzgado y nadie ha podido olvidarlo ni en Chile ni el mundo, así esta en nuestra memoria generacional el crimen cometido (por otras razones) contra el niño José Rafael Llenas Aybar, el cual aún pasado 13 años se hace también imposible perdonar, y tenemos el prohibido olvidar.


"Sólo le pido a Dios/ que el dolor no me sea indiferente..." l.g

T.

Fragmento de un Testimonio a la muerte de Victor Jara:

"Allí es obligado a permanecer la noche del Miércoles 12 y parte del Jueves 13, sin ingerir alimento alguno, ni siquiera agua. Víctor tiene varias costillas rotas, uno de sus ojos casi reventado, su cabeza y rostro ensangrentados y hematomas en todo su cuerpo. Y estando allí, es exhibido como trofeo por el Oficial superior y por “el Príncipe” ante las delegaciones de oficiales de las otras ramas castrenses y cada uno de ellos hace escarnio del cantor."

http://www.purochile.org/principe.htm

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