“Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo—ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas...” Gran Gatsby
Recien concluí la lectura del “factor Humano” libro sobre la vida de Nelson Mandela. Cada vez que uno lee algo sobre Nelson Mandela, no puede dejar de conmoverse. Gente como Mandela dan forma a la palabra humanidad. 27 años en prisión para salir a liderar un país dividido y en corto tiempo lograr la paz, es majestuoso.
Mandela es la excepción excepcional que te hace dudar y pensar en la bondad de las personas, en lo que es tener un objetivo en la vida.
Nelson estuvo 27 años presos, el se opuso a todo lo que estaba establecido en su país, al status quo que le impedía a los negros utilizar las mejores playas de su nación, que le llamaba por ley ‘inmoral’ a las relaciones entre blancos y negros, quemó públicamente el carnet que por ‘negro’ no lo dejaba acceder a los barrios ricos, la muestra real de un país dividido por razas.
27 años encerrado en un país dividido entre blancos y negros y en el que los carceleros son blancos, de imaginarlo resulta tenebroso. Mi vida no ha llegado a los 27 años y me cuesta pensar durar los 22 que tengo preso, no creo en este sentido en el tango Gardeliano que establece “que es un soplo la vida / que veinte años no es nada”.
Albert Camus escribió que “Veintisiete años en prisión no engendran una forma muy conciliadora de inteligencia. Un encierro tan prolongado hace que un hombre se convierta en un pelele, o un asesino, o a veces ambas cosas…”*
Pablo Neruda dijo sobre los quince años que duró Luis Carlos Prestes encarcelado en sus memorias; “Son cosas que no se pueden olvidar, que endurecen el alma”
Cualquiera que sale de prisión después de 27 años por un asunto racial, que conoce y tiene establecido su enemigo, saldría con el ímpetu y espíritu de venganza, de odio, con el alma endurecida ¡eso es ser humano! fruto de la pasiones que se desatan cuando se somete a alguien tan injustamente.
Cualquier ser humano menos Nelson Mandela.
El cantante Peter Gabriel dijo alguna vez que si el mundo tuviera un padre, seria Mandela. Nelson buscó la forma de ir entendiendo como había surgido el sistema que lo rodeaba, de analizar la forma de pensar primero de sus carceleros y después de la sociedad blanca, se los fue ganando uno a uno y cuando la situación se volvió incontenible para el régimen blanco del apartheid, llegó la hora de que el ‘hacedor de milagros’ como lo considera su gente tomara funciones y uniera una nación, evitara la guerra.
Por eso me asusto cuando a veces me encuentro pensando de manera irracional a favor de la venganza que multiplica el odio.
Y si un día de estos el odio y el miedo que nos venden los medios de comunicación, el que surge de no entender la violencia que provoca la codicia y las desigualdades sociales, del sistema que impera.
Y si un día de estos ese odio, ese miedo nos llena de intolerancia y logramos justificar una medida que nos despoje de un potencial Nelson Mandela que habite entre nosotros, que yazca encarcelado fruto de otras injusticias, si eso pasare entonces que Dios nos agarre confesados, que hombres como Mandela valen mas que miles de criminales y justifican la existencia y el ejemplo de Nelson Mandela sobre tantos malditos y bastardos con los que convivimos.
Nelson Mandela, ese bastión de libertad y esperanza, nos enseño también que ni de la reacción humana ante la cárcel ante la opresión se puede hablar en términos absolutos, aunque el fuese un hombre único.
“No hay que apelar a su razon, sino a sus corazones” Nelson Mandela
Recien concluí la lectura del “factor Humano” libro sobre la vida de Nelson Mandela. Cada vez que uno lee algo sobre Nelson Mandela, no puede dejar de conmoverse. Gente como Mandela dan forma a la palabra humanidad. 27 años en prisión para salir a liderar un país dividido y en corto tiempo lograr la paz, es majestuoso.
Mandela es la excepción excepcional que te hace dudar y pensar en la bondad de las personas, en lo que es tener un objetivo en la vida.
Nelson estuvo 27 años presos, el se opuso a todo lo que estaba establecido en su país, al status quo que le impedía a los negros utilizar las mejores playas de su nación, que le llamaba por ley ‘inmoral’ a las relaciones entre blancos y negros, quemó públicamente el carnet que por ‘negro’ no lo dejaba acceder a los barrios ricos, la muestra real de un país dividido por razas.
27 años encerrado en un país dividido entre blancos y negros y en el que los carceleros son blancos, de imaginarlo resulta tenebroso. Mi vida no ha llegado a los 27 años y me cuesta pensar durar los 22 que tengo preso, no creo en este sentido en el tango Gardeliano que establece “que es un soplo la vida / que veinte años no es nada”.
Albert Camus escribió que “Veintisiete años en prisión no engendran una forma muy conciliadora de inteligencia. Un encierro tan prolongado hace que un hombre se convierta en un pelele, o un asesino, o a veces ambas cosas…”*
Pablo Neruda dijo sobre los quince años que duró Luis Carlos Prestes encarcelado en sus memorias; “Son cosas que no se pueden olvidar, que endurecen el alma”
Cualquiera que sale de prisión después de 27 años por un asunto racial, que conoce y tiene establecido su enemigo, saldría con el ímpetu y espíritu de venganza, de odio, con el alma endurecida ¡eso es ser humano! fruto de la pasiones que se desatan cuando se somete a alguien tan injustamente.
Cualquier ser humano menos Nelson Mandela.
El cantante Peter Gabriel dijo alguna vez que si el mundo tuviera un padre, seria Mandela. Nelson buscó la forma de ir entendiendo como había surgido el sistema que lo rodeaba, de analizar la forma de pensar primero de sus carceleros y después de la sociedad blanca, se los fue ganando uno a uno y cuando la situación se volvió incontenible para el régimen blanco del apartheid, llegó la hora de que el ‘hacedor de milagros’ como lo considera su gente tomara funciones y uniera una nación, evitara la guerra.
Por eso me asusto cuando a veces me encuentro pensando de manera irracional a favor de la venganza que multiplica el odio.
Y si un día de estos el odio y el miedo que nos venden los medios de comunicación, el que surge de no entender la violencia que provoca la codicia y las desigualdades sociales, del sistema que impera.
Y si un día de estos ese odio, ese miedo nos llena de intolerancia y logramos justificar una medida que nos despoje de un potencial Nelson Mandela que habite entre nosotros, que yazca encarcelado fruto de otras injusticias, si eso pasare entonces que Dios nos agarre confesados, que hombres como Mandela valen mas que miles de criminales y justifican la existencia y el ejemplo de Nelson Mandela sobre tantos malditos y bastardos con los que convivimos.
Nelson Mandela, ese bastión de libertad y esperanza, nos enseño también que ni de la reacción humana ante la cárcel ante la opresión se puede hablar en términos absolutos, aunque el fuese un hombre único.
“No hay que apelar a su razon, sino a sus corazones” Nelson Mandela
T.
*Tomado del Factor Humano, John Carlin
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