Dicen las personas que se encontraban buceando durante el Tsunami del año 2004 que sí sintieron que algo extraño ocurría en el agua, pero jamás en la magnitud de lo que aconteció ese día, la realidad los golpeó al salir y ver la playa devastada, de no emerger, nunca se hubiesen enterado. La mejor forma de tomar una ola si se ha de evadir su efecto, es sumergirse profundo y esperar que todo calme. Así mucha gente vive, sumergida, sin querer afrontar las tempestades, los golpes y la realidad que se vive en el mundo que los rodea, sumergidos en una tranquilidad pasmosa que los entumece y los vuelve seres indiferentes tanto social como humanamente, hasta el punto de jamás querer emerger. Parafraseando a Galeano podría decir: He aquí, pienso, la tranquilidad perfecta, yo no la quiero.
T.
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