Thursday, March 31, 2016

La mejor oportunidad de Debate Presidencial era con Danilo, el del 2000.

“Habrá debate”, ha confirmado la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), pero sin el Presidente Danilo Medina ni los candidatos del PLD. Estuve buscando una palabra rebuscada para definir esta actitud, pero la única que lo identifica bien en esta media isla es “aqueroseo”, tremenda “aqueroseá” del PLD, no sólo a ANJE, sino a la ciudadanía.
Entiendo que el Presidente ha decidido adoptar una actitud huidiza y no conflictiva mediante la cual no pretende arriesgar la ventaja holgada que cree tener en las encuestas. Y que como la coyuntura del debate nunca ha existido ¿por qué él tendría que ser el primer presidente sacrificado?
Porque cuando un presidente debate en reelección, no lo hace exclusivamente sobre el futuro. Lo hace sobre el pasado que arrastra, sus logros y fallos se ponen en tela de juicio. Hipólito lo sabía en 2004 y 2012, Leonel en 2008. La oportunidad perfecta de la historia reciente era en 1996 o en el 2000, ya que se trataba de candidatos que no habían ejercido la presidencia y estaban mirando hacia el futuro, esperanzados en su gobierno. Pero dicen que en 1996 Peña Gómez temió verse avasallante en las formas e ideas sobre Leonel, y desperdició ese escenario.
En la otra muy buena oportunidad del 2000 eran tres candidatos: Hipólito (quien llevaba amplia delantera), Danilo y Balaguer. Por razones de salud Balaguer no estaba en condiciones de debatir e Hipólito no tenía por qué favorecer y proyectar a Danilo de contrincante cuando éste estaba y terminaría empatado con el PRSC.
El Danilo de 2000 o 2012 si quería debatir. Sólo le tocaba el futuro y las esperanzas de su gobierno. Pero el de 2016, sin disposición que lo obligue o recriminación pública mayoritaria, no tiene por qué esforzarse. Aunque hay que decir que el hecho de que el Presidente vaya a un debate tampoco da garantía de triunfo a la oposición, sí a la ciudadanía.
Dicen que Hillary Clinton, a inicios de la contienda demócrata, influenció en la dirección del partido para que organizara pocos debates y que los mismos se hicieran en días difíciles de ser vistos. Una vez la contienda se fue cerrando con Bernie Sanders, y viendo que la población favorecía su forma de debatir, Hillary pidió más debates para consolidarse. Es decir, aunque en inicios le temió terminó favorecida. Por cierto, ahora parece estar huyéndole a uno en New York que le está pidiendo Bernie.
Pero volviendo al plano local, ¿por qué el Presidente se arriesgaría a que lo cuestionaran sobre la OISOE, irregularidades en las licitaciones de educación, el estado de la Salud, endeudamiento, la reforma constitucional, el desbalance del poder, y recientemente sobre su asesor Joao Santana? No tiene sentido. Moreno, Minou, Pelegrin y Abinader lo acorralarían. Lo positivo del momento actual para debatir es que todos los candidatos son flemáticos. Y no parece cometerían ningún exabrupto en escena, es decir debatirían con altura.
El debate parece que se dará y será un hito en la política dominicana, aún sin la participación del Presidente Medina por razones de estrategia política. Y espero que como a Joe Biden en el primer debate demócrata, le dejen su podio disponible por si se le ocurre aparecerse este 18 de abril.
Por otro lado, los que intentan defender la ausencia del debate desde la razón están haciendo el gran ridículo. Cualquier conveniencia política, no significa una moral. La sociedad quiere ver un debate. Por lo que, racionalizar discursos mediocres de que “todo debate es un espectáculo”, “no hay con quien debatir”, “Abinader ha elegido el terreno sucio”, “no hay tiempo para organizarlo”, “el debate se da a diario con propuestas en los medios” o como dijo el Jefe de Campaña del PLD que no van porque “la campaña de la oposición se ha centrado en el descrédito y la mentira”, insultan la inteligencia de los dominicanos.
Si usted es partidario de la reelección, las respuestas son sencillas: “No nos conviene”; “Tenemos temor a arriesgarnos” o “Estamos ganados y no lo necesitamos”. Porque éstas al menos son sinceras y creíbles. Porque las otras son precisamente eso que la gente repudia del politiquero baboso y demagogo.

T.

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