Viendo a mi primito ver muñequitos, recordé mi infancia. A diferencia de mi primito Pedro Yamil mi infancia transcurrió no sólo entre muñequitos, sino también entre documentales de Rene Fortunato de los años 60 y apagones.
Cuando era pequeño era adicto a dos cosas, que ahora que lo pienso iban de la mano; los muñequitos que veía hasta que me dolía la cabeza y las pastillas de sabores (todavía lo soy pero domesticado), me iba a dormir pensando en cuando tomaré la próxima pastilla de “los picapiedras” o de vitamina C. Esperaba con ansias un dolor de cabeza para tomar esos “Winasorb” y “Mejoralitos” saborizados.
Tanto asi que mi hermano entonces de 7 años me compuso una canción que decía que yo era “un mojón disfrazado de niño/ que me alimentaba de 180 pastillas”.
Pero bueno dejando atrás los evidentes celos, les cuento que hubo incluso una vez que junto a mi hermana Farah cuando teníamos no mas de 5 años (creo algo así como 4 y 3) llegamos hasta la parte superior de la despensa medica del baño y cuales adictos al crack, logramos alcanzar en un esfuerzo de equipo “la pócima dulce” (esto dice mucho de la crisis que vivió la clase media a principio de los años 90, donde la devaluación del peso apretó la ingesta de dulce por los niños).
Volviendo al tema, arriba de la despensa (que alcanzamos mediante una silla) se encontraba una caja de “mejoralitos” (destinados a aliviar el dolor de cabeza).
La caja no duró mas de 10 minutos en nuestras manos, se esfumó como el ron en una fiesta del Loyola, como una “A” universitaria al contradecir al profesor, como la democracia hondureña con un secuestro, como el verdor de los Haitises con una cementera (no, no, esto último no permitiremos que pase) .
Lo cierto es que “los viejos” no supieron que hacer con los “nuevos adictos” que llamaban hijos, llamaron al medico quien intentó hacernos ingerir huevos crudos con el fin de vomitar la sobredosis, pero nada resultó, la expulsión de dichas sustancias duro par de días y por otros caminos…
El punto claro de toda esta historia es que creo que la población debe demandar la fusión del mundo farmacéutico con el de los dulces. Porque después del dulce de Coco con leche de “Las Marias” (a la salida de Bani) la pastillas de vitamina C, Picapiedra y Mejoralitos vienen cerca en mi escala dulcimetra.
"Es sólo una cuestión de actitud entender lo que está escrito en el viento..."F.P.
T.