"Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo..." asi escribió Carlitos hace unos 150 años. Las ideas de este grandioso alemán no sólo enseñaron sino que cambiaron el curso de la historia y bien aplicadas o no, aún hoy subsisten las enseñanzas de aquel libro Capital y otros escritos. El ala este del cementerio Highgate en la ciudad de Londres guarda los restos de Marx, objetivo turístico para todo el que acuda a la ciudad y que simpatice o no con las ideas de Carlitos.
Me encuentro allí con una majestuosa obra que exhibe la cara de Marx (que bien podría pasar por la de Santa Claus, aunque sospecho que Santa Claus era un encubierto explotador capitalista de duendes y venados mal pagados) pero bien allí me quedo un rato hablando con Carlitos (el se dedica a escucharme), cuando la intolerancia y necedad encubierta en una joven muchacha viene y le escupe a la tumba de Carlos y se marcha, (como si el fuera el culpable de su mísera existencia) como si el fuera responsable de las acciones que sus palabras desencadenaran (buenas o malas), (algo asi como si Nietzche y Weber fueran culpable de lo realizado por Hitler). Ella lo juzgó o al menos penso hacerlo pero nadie la juzgara a ella, porque ella no merecerá cuartilla alguna en la historia.
Poco despues la gente siguió pasando, deteniendose y sonriendo ante el busto de Carlos por una foto, y una nota le escribió algo asi "con admiración"... La tumba de Carlitos sigue siendo una de los lugares mas visitados de la ciudad de Londres, y lo que esa muchacha no llego a observar es que por cada escupitajo ante la tumba de Carlitos hubo cientos de admiradores que presentaron tributo a sus hazañas y palabras.
T.
"El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde , dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
...Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza idológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él . El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas. ...
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo...Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones...Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra."
(Discurso pronunciado en inglés por F. Engels en el cementerio de Highgate en Londres, el 17 de marzo de 1883.)