Wednesday, October 8, 2025

La decepción que llega con la no reelección

 “Los expresidentes son como grandes jarrones chinos en un apartamento pequeño, que todo el mundo sabe que tienen mucho valor, pero donde quiera que se ponen molestan”. Felipe Gonzalez, expresidente español.


Theodore Roosevelt y su Partido Republicano lo habían ganado todo en 1904. Su reelección fue un triunfo aplastante, una validación de su fuerza, carisma y visión. Tan grande era su influencia que, entre las críticas que enfrentaba, estaba la de que usaría su popularidad para perpetuarse en el poder. Para ese entonces, el presidente de EE.UU. no tenía límites para repostularse, aunque la costumbre era no hacerlo por más de dos periodos.


Al igual que Roosevelt, Luis Abinader ha hecho de la no repostulación a un tercer mandato un pilar central de su legado. Y luego de modificar la Constitución para hacer más difícil una tercera aspiración, el 27 de octubre de 2024 escribió: “Por primera vez en nuestra historia, un presidente limita su propio poder. Mi mandato termina el 16 de agosto de 2028. Nunca más”.


Es decir, ambos honrarían su promesa de decir no a un tercer mandato consecutivo. Al historiador británico George Trevelyan, el presidente Roosevelt le explicó que: “La utilidad de un hombre público en el cargo más alto se ve finalmente afectada por el simple hecho de permanecer demasiado tiempo en esa posición”.


Ambos presidentes fueron celebrados. Y al no ser sujeto de reelección, la decisión de Teddy Roosevelt acalló a muchos de sus críticos y enemigos. No obstante, con el tiempo, el gobernante llegaría a arrepentirse de renunciar a un tercer mandato consecutivo, confesándole a un amigo: “Estaría dispuesto a cortarme la mano a la altura de la muñeca si pudiera revertir la decisión”.


No obstante, el Partido Republicano retuvo la Casa Blanca en 1908 con William Taft, el heredero elegido personalmente por Roosevelt. Pero el idilio terminó rápido: el nuevo presidente tenía visiones distintas, y Roosevelt comprobó, con dolor, que el mundo seguía girando sin él.


Hace semanas, vimos cómo el presidente Abinader recriminaba a sus funcionarios con aspiraciones para el 2028: “Todo tiene un límite. Seguiremos gobernando para la gente, y por eso les digo a todos los precandidatos y a sus coordinadores: no están permitidos los actos proselitistas para funcionarios. Si quieren hacer campaña, deberán dejar sus cargos”.


Apenas finaliza el primer año del segundo mandato y los movimientos de precandidatos parecen empezar a girar al margen de su control. Mientras el poder resida en el presidente, será más fácil coordinar esas apetencias. Pero la historia de Teddy Roosevelt nos enseña que la naturaleza propia del poder no reconoce sacrificios democráticos, no perdona ausencias ni admite la superioridad moral como eje de la acción histórica.


Para 1912, Roosevelt cometió un error clásico: creyó que su partido lo esperaba con los brazos abiertos. En cambio, las primarias republicanas lo enfrentaron al presidente Taft... y perdió. Luego formaría su propio partido, el Partido Progresista de EE.UU., compitiendo contra Taft y el demócrata Woodrow Wilson en 1912. Tan grande era la popularidad de Teddy que, aun con un partido nuevo, alcanzó el segundo lugar nacional con un 27.4%, superando al incumbente presidente Taft (23.2%). La división republicana abriría paso al Partido Demócrata, que ganaría con un 41.8%.


El escenario en Dominicana apunta a una sucesión compleja, como en realidad todas lo son. Abinader ha dicho que “todo tiene un límite”, refiriéndose a que sus funcionarios no pierdan el enfoque entre aspiraciones y funciones públicas. Sin embargo, el límite también aplicará para la influencia política del propio Presidente, cuyo poder de contención se irá reduciendo con los años, y más con el próximo gobierno.


Allí los expresidentes se vuelven jarrones chinos, su poder se deshilacha, sus lealtades aminoran... Y, de un momento a otro, toca ver cómo hasta Kinito Mendez adapta tu jingle a un nuevo candidato y las multitudes le caen atrás coreando el nuevo estribillo.


El expresidente Jacobo Majluta le asignó una tarea a mi papá para cuando ganaran el poder en 1986. Recordarle de vez en cuando la famosa frase en latín “Memento Mori”, que quiere decir “Recuerdas que vas a morir”. Esto para evitar la divinización de su legado, poder o influencia presente. Quizás también para evitar caer en la decepción que consumió a Roosevelt años después de su salida, y que aguarda a todo gobernante que sobreestima su influencia futura. 


13 de agosto de 2025

Luego del Jet Set: ¿Qué se requiere de nosotros?

Luego del Jet Set: ¿Qué se requiere de nosotros?


Viudos, huérfanos, padres, amigos y conocidos en duelo. La tragedia del Jet Set nos golpeó con una crudeza inédita, amplificada por el ritmo de las redes sociales. Hace treinta años, las noticias llegaban en dosis puntuales: un informe en el noticiero, una columna en el periódico… Hoy, el minuto a minuto nos convierte en testigos involuntarios de un dolor que nos consume y no da tregua.


Por eso, incluso una semana después, la tristeza persiste. Porque no seríamos humanos si vemos a la hija de Rubby Pérez quebrarse cantando " Caminemos siempre juntos que a donde vaya te llevo, Si la vida nos separa, yo te juro y te prometo…”, y no quebrarnos un poco con ella también.


Dicen que la ira es una etapa del duelo. En mi caso, fue la primera. Todo me parecía tan previsible, tan evitable, que solo sentía rabia. Pero lo sucedido trasciende la emoción, puesto que una tragedia de esta magnitud no es normal.


En los últimos treinta años, salvo en Bangladesh, no se registra un colapso estructural de un edificio —fuera de guerras o catástrofes naturales— con mayores pérdidas humanas que este. En discotecas del mundo, las tragedias suelen ser por incendios; esta, sin fuego alguno, es la peor de su tipo.


Es decir, los cuerpos de emergencia, el INACIF, los rescatistas… no tenían por qué estar mejor preparados para manejar este nivel de calamidad en un solo sitio. No es normal. Es el más grande suceso no natural y no bélico en nuestra historia, y todo en un metraje muy limitado.


Muchos ayudaron sin pedir nada a cambio. Muchos también se quedaron sin saber cómo. En tiempos de algoritmos, incluso la solidaridad con hashtags o logos corporativos guardan valor. Pero la solidaridad no puede limitarse a la estética, el cambio para surgir debe venir del compromiso, la persistencia y en casos la incomodidad.


Por otro lado, todos intuimos donde estuvo el error. Los propietarios sobreestimaron la capacidad de aguante de sus estructuras y los reguladores no acudieron o peor aún dejaron pasar. Una cultura de negligencia que debe finalizar.


El análisis normativo revela que el país cuenta con regulaciones que bien pudieron evitar el suceso. Sin embargo, el sistema es débil en fiscalizar las construcciones y una vez erigidas, luce inexistente en el seguimiento y sus modificaciones.


Las inspecciones anuales realizadas, se remiten más a higiene e impuestos que a estructuras. Las leyes no parecen cumplirse sin inspecciones. Un modelo de sociedad basado en la confianza al empresariado, más que en la autoridad vigilante del Estado. En ese trajín, esperamos el buen manejo del propietario. De quien entendemos, nunca querrá ver su negocio en riesgo, ni a sus empleados, amigos o familiares morir.


Sin embargo, la mentalidad empresarial puede pecar de cortoplacista, extractiva, abusiva… priorizando la rentabilidad e ignorando los riesgos. Y el llamado “capitalismo de compadres” puede favorecer la cultura de negligencia e improvisación. Este no es más que aquel en el cual el éxito depende de las conexiones, de los favores, de los “chances”, no de las reglas. Aunque intuimos dónde falló el sistema, esperamos que las investigaciones revelen más detalles.


Pero cabe la pregunta, luego del Jet Set, qué se espera de nosotros?


Primero habría que definir quienes somos nosotros, porque no es cierto que los propietarios guardan la misma responsabilidad que la familia de un fenecido, que el político tiene la misma responsabilidad que el inspector, o que el futuro artista de un futuro constructor.


No obstante, la conclusión base es que los intereses comunes merecen más atención que los intereses personales. Tenemos que elevarnos a las circunstancias. No se trata solamente de juzgar a propietarios (que también…) Se trata de cambiar una cultura.


En otros países, tragedias como ésta derivan en leyes. Necesitamos una "Ley Jet Set", o al menos sus consecuencias. Que se cumpla el Reglamento para la Seguridad y Protección de Incendios, el de Inspección de Obras… que se otorguen sanciones a los incumplimientos en aglomeraciones masivas. Necesitamos una ciudadanía activa y organizada que frene la cultura de permisividad. Así como también mejorar los procesos burocráticos que impiden ser eficientes y cumplir con la norma.


Una vecina contó que denunció al Jet Set varias veces y le respondieron que era un lugar "Marca País". Y si esa es nuestra marca, sería revelador que el país no sea más que una fachada de fastuosidad, alegría y romo sobre estructuras frágiles.


Las responsabilidades bien vienen repartidas. Y a los propietarios, que perdieron su negocio familiar, amigos y empleados, les exhorto ponerse al servicio de la justicia. Como acto social, como parte de la sanación colectiva. No descansen en favores ni en retruécanos jurídicos, no siembren resentimiento. Nadie quiere ver quebrar su negocio, ni ver morir más de cientos de personas… pero pasó. Y el camino a la paz personal y social pasa por enfrentar las trágicas consecuencias.


La indiferencia no resultó ser una opción con la tragedia del Jet Set. La muerte no discriminó clases sociales ni popularidad. Se llevó mucha gente buena y sobre todo alegre… porque el que estaba dispuesto a ir al Jet Set un lunes a bailar con Rubby Perez, eso era para su familia y comunidad. Perdimos alegría en el país, porque eso también era ese sitio hasta el fatídico día.


Ahora toca transformarnos, desde el dolor a la responsabilidad. Asumir como sociedad que estamos dispuestos a prevenir, vigilar y apoyar a quienes lo hacen, porque cuidando a los demás también nos cuidamos nosotros.


16 de abril 2025

Demoledores de reputación

“Aquí hay demoledores de reputación: el dominicano goza con demoler la reputación, sobre todo con otra que se llama el “Buscagoterismo”. Le gusta buscarle gotera a la gente seria.” Bueyón


El Presidente se despertó un sábado cansado del “periodismo de investigación”. Los llamó revolvedores de basura: personas empeñadas en mirar hacia abajo, incapaces de levantar la vista hacia algo elevado. No defendió la suciedad, había que retirarla, pero advirtió:


 “El hombre que nunca hace otra cosa, que nunca piensa, habla o escribe salvo sobre sus hazañas con el rastrillo de estiércol, rápidamente deja de ser una ayuda para la sociedad, deja de ser un incentivo para el bien, y se convierte en una de las fuerzas más poderosas para el mal.”


Citó al “peregrino” de Bunyan, a quien en el libro se le ofrece una corona celestial a cambio de su rastrillo, pero que ni siquiera puede levantar la vista concentrado en la inmundicia, en lo vil y lo degradante.


Le dijo a todo el que quisiera escuchar: “El mentiroso no es en absoluto mejor que el ladrón, y si su mendacidad toma la forma de calumnia, puede ser incluso peor que la mayoría de los ladrones. Recompensar el engaño atacando falsamente a un hombre honesto, o incluso exagerando de manera histérica al atacar a un hombre malvado con falsedades, es sumamente perjudicial”.


No se quedó allí, también le habló a los mercenarios de la comunicación diciéndoles “El intento de obtener beneficios financieros o políticos a costa de destruir el carácter de una persona solo puede resultar en una calamidad pública.”


Sabía que lo malinterpretarían, así que lo aclaró: “Es fácil tergiversar lo que acabo de decir... Algunas personas son sinceramente incapaces de entender que denunciar la difamación no significa aprobar el encubrimiento, y tanto los individuos interesados en ser encubiertos como aquellos que practican la difamación fomentan esta confusión de ideas.”


Un editorial de la época respaldó su postura: esos “periodistas” sembraban "semillas de la anarquía". Saturado de artículos sensacionalista el Presidente hizo una reflexión final, dijo que esos ataques groseros contra el carácter de las personas crean un sentimiento público mórbido y vicioso, que al mismo tiempo actúa “como un desincentivo profundo para que hombres capaces y de sensibilidad normal ingresen al servicio público bajo cualquier circunstancia.”


Ese presidente era Teddy Roosevelt. El año, 1906. Un siglo antes de las redes sociales y los gobiernos de las “Redes”, ya existía el "Gobierno de las Revistas" —como lo llamó el periodista William Allen White—, prueba de que la difamación y la manipulación mediática son virus sin época.


La reflexión final que hace Roosevelt me recuerda la anécdota sobre Francisco J. Peynado, que siempre cita José Luis Corripio (Pepín) como razón para no adentrarse en política. Según le contó su papá a Pepín, Peynado quien fuera candidato presidencial contra Horacio Vásquez en 1924, aprendió muchas cosas de esa experiencia, puesto que él:

“No había descubierto en su vida hasta ese momento que era un sinvergüenza, un bandido y un delincuente hasta que fue candidato de la República Dominicana, él era un prócer hasta el día ese que ya se convirtió en candidato”.


La democratización de las redes sociales no ha hecho más que amplificar estos fenómenos. Los algoritmos, diseñados para premiar el escándalo, y la adicción a los likes, las visualizaciones y la atención efímera, dan nuevo vuelo a las mismas vilezas de siempre. En tiempos donde la difamación se viraliza en segundos y el buscagoterismo se disfraza de opinión, conviene recordar las palabras proféticas de Roosevelt en 1906, el lamento de Peynado en 1924 y la mordacidad de Bueyón en los 1980s. Puesto que el demoledor sigue ahí, solo que hoy tiene más herramientas… y menos vergüenza.

26 de marzo 2025

¡Danilo no ha reflexionado!

“La gloria política, la más efímera y la más deleznable de todas las glorias humanas…” J. Balaguer


El expresidente atraviesa su infierno. Cinco años sin el poder que antes lo blindaba de las traiciones, sin la cartera abierta para hacer favores, sin la credibilidad en sus declaraciones o la publicidad para que resuenen las mismas. Golpeado y humillado, no estaba preparado para lo que le venía. Es probable que nadie lo esté para ese nivel de embate.


Pero Danilo Medina no es extraño en estas aguas. En el 2006, su determinación por la presidencia lo hizo desafiar al poder de turno y a la dirigencia de su propio partido. Terminó “vencido por el Estado”, enfrentando traición y rechazo. Un tanto aislado. La diferencia es que en 2006 fue víctima, y en 2025 la población aún no lo identifica como tal. Hace 20 años, Danilo tenía mucho espacio para reconstruirse y lo logró desde la concordia y la reflexión. Elementos que no observamos en su más reciente presentación radial.


Encontramos a un expresidente Medina desafiante y marcando territorio. Con visible autoridad animando a sus tropas. Un discurso con carácter y determinación. Nada de qué arrepentirse, seguimos adelante. Una caída no define ni condena un proyecto político.

Su formación, su conocimiento de más de tres décadas en la cima del poder político, brillaron en algunos momentos. Muchos de sus planteamientos necesarios para el debate político nacional.


El asunto es que la ausencia de una figura pública prolongada, en ocasiones, genera una necesidad casi morbosa de verla. Y a Danilo Medina, desde hace mucho, el país quería verlo sentado, hablando y entrevistado. No para conocer su parecer sobre políticas públicas, las cuales, reitero, demuestran su nivel y capacidad. La gente quería escuchar su opinión sobre los temas más polémicos: su familia y las compras, su “Penco” y su derrota, sus errores y su aprendizaje.


Pero el Danilo que apareció no fue el que esperábamos. Porque Danilo no es Donald Trump; no puede pretender atropellar con discursos poco creíbles y ser perdonado en todo. Eso lo podrá bien recibir su militancia, pero no la ciudadanía.


Esa entrevista fue un espacio desperdiciado para mostrar su humanidad. Ideal para reconocer errores, no para cometer más. Fue una sucesión de oportunidades perdidas. He aquí algunos ejemplos:


  1. La candidatura de Gonzalo. Danilo bien pudo admitir que Gonzalo Castillo era su candidato porque marcaba mejor en las encuestas. Pudo cuestionarse sobre la forma en que trabajó su triunfo interno, sobre si los demás precandidatos merecieron mejor trato. Recalcar en ese marco que, aún así, estuvo dispuesto a la propuesta unitaria de Margarita. Todo el mundo lo habría entendido, pero decidió negar lo obvio. Y ahora tenemos al exministro Carlos Amarante Baret explicando las razones por las que fue una burda imposición y cómo junto al secretario general Reinaldo Pared lo denunciaron y renunciaron.
  2. Negar que la llamada de Mike Pompeo llevaba una advertencia. El expresidente pudo admitir que, en lenguaje diplomático, la llamada de Pompeo fue una advertencia y criticar el nivel de injerencia. Pero lo negó, como si el contexto y el sentido común no tuvieran relevancia.
  3. “Yo nunca tuve la intención de reelegirme.” Esta frase, vacía de autocrítica, solo le restó credibilidad. Pudo explicar cómo se generó entonces la supuesta confusión, el intento de reforma, los errores de cálculo, el movimiento de senadores... Pero no lo hizo.
  4. Su hermano y las compras. “No me di cuenta. No lo sabía. Cada vez que mi hermano iba a mi despacho, lo sacaba y le decía que no podía hacer negocios con el Gobierno.”
    Pero Danilo, el hombre que se le reconoce como trabajador y meticuloso, el presidente que dice “estaba al frente de todo”, ¿cómo no supo? ¿Cómo se le escaparon familiares que eran grandes proveedores del Estado? Si de verdad llegó a recriminarlo como dice, era espacio para desligarse, rechazar que ahora que lo supo haya hecho negocios con el Estado, aún si no cree que hubiese operado con dolo. Pudo admitir que ciertas cosas se le escaparon, que no todo estaba bajo su control. Pero no lo hizo. Y esa frase de “Si ellos le vendieron eso, es cosa de ellos” sobre sus funcionarios, suena irresponsable y esquiva desde un presidente.
  5. “Yo no estoy arrepentido de nada de lo que pasó.” Aquí, en esta frase, se condensa toda la tragedia. No hay responsabilidad, no hay autocrítica, no hay aprendizaje. Siempre hay espacio para mejorar, “para corregir lo que está mal”. Pero Danilo perdió su oportunidad de reconocer sombras, sombras que tenemos todos los hombres y que se revelan mejor el poder.

Cierto es que los golpes recibidos, el desánimo, la ingratitud y la partida de tantas personas con las que seguro contaba deben tenerlo a la defensiva estos años. No quisiera estar en su posición.


Pero este Danilo, el “polítiquero”, opaca al Danilo político. Sus declaraciones, tan alejadas de la realidad percibida, devoran los puntos válidos de su discurso, generando rechazo no solo hacia la entrevista, sino hacia el entrevistado.


En el libro Archipiélago Gulag, Alexander Solzhenitsyn reflexiona sobre cómo las personas llegan a su propio “infierno personal.” En lugar de culpar únicamente a sus verdugos, se preguntó cómo él mismo había contribuido, aunque fuera de manera indirecta, a su propia desgracia. Su viaje infernal pasó entonces por confrontar sus debilidades y errores.


Danilo Medina, en su intimidad, necesita tiempo, pausa y reflexión. Porque de los infiernos se sale, y lo útil y provechoso sería salir con un Estado Mayor de Conciencia.


8 marzo 2025

Thursday, November 9, 2023

Antes de cerrar el Colegio Babeque...

 

"El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas". José Martí

Estudié en el Babeque Secundaria seis años de mi vida. Al venir de una primaria en el Colegio Loyola, rodeado de sacerdotes, asistiendo a misa antes del Acto de Bandera, donde estaba prohibido el pelo largo y perteneciendo a la última promoción solo de varones... Babeque representó una mayor libertad para mí. Atesoro los momentos vividos en ambos colegios. Agradeciendo sobre todo esa experiencia de cambio, en la cual el espíritu académico formado en el dogma y el orden se complementó con uno de crítica e independencia.


En estas semanas, Babeque está en el centro de un micro-debate en las redes sociales. Esto debido a que una profesora de esa institución proveyó a sus estudiantes un material de lectura un tanto explícito. 

Recuerdo vivir una experiencia algo similar cuando era estudiante allí. Unas profesoras de inglés nos asignaron tareas que implicaban analizar poemas de la famosa escritora Maya Angelou. Fuimos a la casa, volvimos. Pocos entendieron algo, pero unos padres reclamaron al colegio que habían frases no aptas para niños de 13 años. Era tan poca cosa que los padres me parecieron exagerados cuando releí los poemas. También me pareció exagerada la fiscalización posterior del colegio sobre esas profesoras (que tenían varios aretes y eran de Nueva York, lo cual si resultaba extraño para la época). 


Las profesoras se terminaron yendo, a pesar de sus novedosos esfuerzos de enseñarnos inglés y cultura. Es posible que este problema haya pasado desapercibido debido a la falta de redes sociales y a la rápida acción de su entonces y actual Directora Rosalina Perdomo. 

Hoy el debate se centra en otros "poemas" y en la sugerencia de lecturas que en algunos de sus versos contienen expresiones como que "me muestre las puertas del infinito siguen en sus piernas, y me deje tocarlas, y me deje entrar". Según las redes, también se encuentran cosas aún peores en un poema titulado "Prostituto de infancia" y otras lecturas recomendadas, que al parecer se desarrollaron en un grupo extracurricular.

 

Nadie puede defender esto y hay varias razones. La primera, que no admite margen a dudas y, para mí esencial, es porque los poemas son terribles. El solo hecho de presentarlos debió acarrear el despido de la maestra, al no tener criterio artístico. No es Maya Angelou, es solo triste.

La segunda razón es porque la provisión de este tipo de material levanta sospechas sobre qué busca sembrar la instructora (no contratada para dar educación sexual). Los adolescentes ya están demasiado expuestos a la vulgaridad cotidiana y a la hipersexualización en la música, cuyo mayor representante es Bad Bunny, al que terminamos aprendiendo por ósmosis. Es decir que los niños ya consumen toda esta basura distorsionada, ¿por qué utilizar las instituciones para insistir en lo morboso y no para elevarlos? 

 

No obstante, la caricaturización de los actores involucrados y el intento de extremar la narrativa hasta deshumanizarlos pueden llevarnos a errores. El Colegio ya esclareció que el "contenido no forma ni ha formado nunca parte del currículo". Y en lo personal, me sorprende el hecho de que la profesora luego de 7 años de docencia, decida ahora proveer un material explosivo como el que circula. Asimismo, me surgen dudas de que la misma Directora que años atrás actuó rápido en mi curso, no fuera diligente en el tema, dándome a entender que quizás hay algo más que la efervescencia de las redes no recogen. 

 

Porque la realidad es que muchos padres están tensos con estos temas. Esto debido a que hay una narrativa de que este tipo de acciones obedece a una estructura que pretende imponerse con fines dañinos. Por lo que conozco y viví en Babeque, nada puede resultar más alejado de la realidad. Es cierto que en Babeque hay espacio para la confrontación de ideas, margen para la diversidad y crecer como individuo, pero conociendo a su directiva, el desarrollo en valores es el objetivo, nunca el corrompimiento.

 

Visitando memorias, recuerdo con agrado cuando celebramos a los 12 años juicios simulados a Pedro Santana y a Trujillo. En ellos, ejercí de defensor de los dictadores porque me parecía más entretenido. En mi curso, por debilidades en la acusación, a Trujillo incluso le conseguimos la libertad de los cargos. Una locura. Recuerdo al escritor Hans Paul Wiese pasando a opinar ese día sobre su libro de Trujillo, dándonos contexto, ayudándonos a formarnos. De igual forma, recuerdo las clases de religión y a los compañeros que se iban a la biblioteca, porque no querían tomarla en base a sus creencias y entonces debían hacer otros trabajos. Recuerdo las reuniones en orientación para detener el bullying sobre alguno que otro compañero, recuerdo también inventarnos bullying y problemas con compañeros, para ir a orientación y no tomar clases.

 

Eso era Babeque para mí y me atrevo a decir que eso es Babeque. Espíritu crítico, debate, conversación, respeto, la importancia del libro abierto, de escuchar ideas diferentes... Siempre existirán personas que traicionen la confianza, incluso que se extralimitan creyendo hacer el bien. Me viene a la mente el caso de un profesor que recomendó un libro muy malo, con el interés de ganarse una comisión de 30 pesos por libro, fue despedido. Por cosas así, las familias tienen razón en estar alerta participando de estas dinámicas, siendo de suma importancia en el Colegio, tanto que el mismo opera como una Fundación en la cual los padres son los accionistas. 

 

La histeria no definirá un legado. Mis pequeñas anécdotas se pueden multiplicar si uno sale a investigar a los cientos de graduados, pero estas no responden al relato que algunos en las redes quieren hacer. Se prenden los hornos y las hordas buscan enemigos a quienes quemar, linchar, no a conversar, profundizar ni debatir... Quizás porque les faltó algo precisamente de lo que se da en Babeque. Todo esto se lo dice una persona que también vivió una que otra injusticia, error y enfrentamiento, pero que en nuestra mejor versión tenemos el deber de reconocer la humanidad en todos.


Finalmente, veo que los inquisidores no se contentan con la salida de la profesora, buscan la cabeza de la Directora y hasta han sugerido el cierre del Colegio. Pretenden aumentar el volumen de los ruidos para alcanzar objetivos políticos e ideológicos, como si ya nadie pudiera ponerse de acuerdo. Sin embargo, la institución es algo más que los errores o visión de una exprofesora. Y el problema, si lo queremos hacer más pequeño, también se vuelve más pequeño. Por lo que, antes de cerrar Babeque, veamos su luz. 

Monday, September 20, 2021

Tokischa y la basura

 

“Nunca, como en este siglo, el hombre vulgar ha tenido tantos defensores”. A.D.

Todo el mundo tiene derecho a consumir basura. Y tiene derecho a valorar más una cadena de comida rápida que el producto terminado de un buen chef. Ojo, esto escrito por un recurrente consumidor de basura, musical y gastronómica, no quisiera elevar mis preferencias sobre las de nadie. Lo que todo el mundo debe tener, es la capacidad de discernir cuando uno está ante una cosa meritoria y cuando está ante algo sencillo, envilecedor y fútil.

De ahí que lleguemos al tema de Tokischa, una cantante dominicana cuyo mérito es atribuido debido a su capacidad de confrontar y escandalizar a nuestra sociedad. Tokischa tiene una tremenda capacidad de desdoblarse, en la cual asume este personaje extravagante y colorido que crea impacto. Su vehículo principal hacia la fama ha sido trabajar con temas comunes de la “cultura urbana” como el sexo y la droga, acentuado en la imagen y lo explícito. Es el camino rápido a la popularidad y su ejemplo, queramos o no, fomenta la réplica y empobrece. Y es que para poco sirven los estudios u otra forma de esfuerzo en un país en los cuales estos son los triunfadores celebrados.

Tokischa es entretenimiento y comercio, no arte. Ha encontrado un nicho en el mercado musical y lo ha sabido explotar. En algún momento tendrá que recogerse, o bien porque llegó un punto de inflexión donde ya no será capaz de generar escándalo con los mismos temas, o bien porque los patrocinadores sugieren que es lo prudente comercialmente. Claro que, en ese trayecto al recogimiento, puede que le quede mucho de ridículo y un día la encontremos como a Madonna en el 1993, simulando masturbarse con la bandera de Puerto Rico. El camino es amplio si se es creativo.

No obstante, la iconografía a su alrededor mueve al rechazo. La necesidad de elevarla e idolatrarla molesta, inclusive si es solo para enfadar a algunos conservadores recalcitrantes, ya que ensalza un camino trillado y de poco esfuerzo. Tokischa es elemental, aunque pueda ser simpática en ocasiones. Musicalmente no tiene nada que ofrecer, sus letras o voz tampoco, por eso su vínculo con la controversia. Me recuerda a cierta gracia de nuestro animador favorito “El Pachá”. Me atrevería a decir que Tokischa es una especie de animadora, de un Pachá sexualizado y con mejor estética.

Sin embargo, ¿debe la querida Tokischa ser algo más que esto? ¿Debe ser un paradigma moral? No. Que sea como cree ser. Ella sabe que lo otro no vende. Por eso reza semidesnuda frente a una virgen en La Vega, lo fotografía y sube a redes. No le importa la religión ni la comunidad. Le importan ella y su posicionamiento. Es mercadeo sin base firme. Tokischa no libera a nadie, porque está encadenada en los instintos más básicos y los placeres evasivos. Aun así, no estamos para exigirle y a quien le gusta que la consuma.

Pero cuidado, no por eso debemos infravalorar su impacto. Su carrera a la mediocridad; a la glorificación de los instintos; a la promoción del “desacato escolar” o bailes sexuales con menores... es criticable, en horarios censurable. Es necesaria para recordar que quizás necesitamos más escuela, más metáforas y mayor complejidad. Aunque esto requiere esfuerzo de los artistas, requiere sobre todo esfuerzo de la demanda, de un público que no parece desarrollado para valorarlo.

La Toki y sus acólitos dicen que ella nada le debe a la sociedad y que no cría a nadie. Sin embargo, ante el auge y penetración de las redes, padres cada vez más ocupados, hogares monoparentales, barrios hacinados y música cada vez más alta en algunos sectores… es irresponsable no reconocer la capacidad de influencia, el deber que tenemos de cuidarnos entre todos y la necesidad de criticarle.

No se trata de lesbianismo. Un amigo recientemente me dijo que ese era mi problema de fondo a raíz de la colaboración con la Rosalía. Le respondí con una pregunta “¿Acaso hay una canción más hermosa que ‘Mujer contra Mujer’ de Mecano o ‘Mar y Luna’ de Chico Buarque?” ambas de matices lésbicos. Me da trabajo encontrar una mejor, pero quizás sucede que en esas hay uso de recursos metafóricos, melodías y una producción vocal de calidad.

No se trata de marxismo. A pesar de un comentario en las redes que atribuía al “cuco” del “marxismo cultural” el éxito de Tokischa, el filósofo Theodor Adorno venía criticando la industria musical desde 1930. Este decía que fomentaba la basura artística. Esto porque en el camino a vender muchos discos, la industria establece una fórmula de éxito dirigida al común denominador, al menos exigente del gusto popular y todos se van adaptando a ese pensamiento. Así, según Adorno, se genera un cemento social que hasta evade a las clases populares de sus problemas. Es esta necesidad de vender, de comerciar y de posicionarse que mueve a los artistas. En ese juego, Tokischa es solo una emprendedora amoral más, parte del engranaje.

No se trata tampoco de ser mujer. La vulgaridad, la cercanía y lo vistoso es lo que mueve a la repulsión de algunos con el tema de Tokischa. Si Bad Bunny se fotografiara semidesnudo ante una virgen en La Vega con el título “los putos también rezamos” provocaría el mismo escándalo. Si Don Miguelo cantase “los amigos que se besan son la mejor compañía”, mientras pasa a besar a Maluma, la controversia estaría servida e incluso puede que con mayor indignación. No obstante, aún si el propósito fuera que no escandalizaran algunos actos de una mujer (como en teoría no hacen los hombres), esto parecería un ideal muy pobre al cual aspirar. El ideal debe estar en otro lado, en alguna cima que se alcance a través del desarrollo de la inteligencia, del espíritu o del esfuerzo.

La celebración a niveles de deidad de Tokischa, ya sea porque revistas y artistas internacionales la aprueban, o porque dejará ingresos económicos, es lastimosa. Además de que no evade que el contenido producido continúe siendo basura. Por suerte nada de esto está consagrado de manera irremediable, siempre que la consumamos a sabiendas o que el tiempo se encargue de apagar su estrella.

El viaje empresarial de Jeff Bezos. Parte 1

Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo. Tanto así, que a raíz de su divorcio su ex-esposa se convirtió en la 15ava persona más rica del mundo. Ella, aún donando 2.7 billones de dólares de su fortuna el pasado año, ganó US$2.9 billones en un solo día.

La distancia que nos separa de este tipo de personas es cada vez mayor. Los desafíos, la forma de ver la vida, de ver al otro... Sin embargo, cada vez más gente se proyecta en estos billonarios y salen en su defensa. Dejan de lado a los ciudadanos comunes que son y con los que habitan, y salen en una especie de falsa proyección a defender la desigualdad extrema. Aspiran a ser Bezos, aunque tengan mejores posibilidades de ganar la Lotería (que a lo sumo da millones, nunca billones).

En este sentido, muchos se niegan a ver que en ocasiones la avaricia es lo que rompe el saco. Y que las sociedades suelen fundarse en una narrativa común que nos relata semejantes y nos hace visibles. Cuando estas relaciones se tensan demasiado, el pacto suele romperse, dando cabida a inestabilidad, desilusión y hasta revoluciones. El viaje al espacio de Bezos trae una mayor desilusión al presente de la humanidad y la conformación social que una esperanza.

Para analizar el éxito reverenciado de Bezos, el camino hacia ese nivel de riqueza pasa por más injusticias y menos invención. Es decir, hablemos un poco del viaje empresarial antes que en otro artículo abordar el espacial.

La empresa Amazon inició en 1994 como un mercado en línea para vender libros. Hoy es un gigante tecnológico que tiene presencia importante en diversos mercados y con una infraestructura crítica para otros negocios en línea de plataforma y entrega. A saber:

1)      Es el comerciante online dominante en EEUU con un 47% del mercado.

2)      Es uno de los principales agentes de la cadena logística, que en la actualidad está construyendo “la mayor empresa de envíos de paquetes del mundo”. Para 2019, solo Fedex, Ups y el correo de EEUU manejaban mayor carga.

3)      Lidera con su subsidiaria AWS el mercado de infraestructura en la nube con un 32% del mercado.

4)      Continúa expandiendo sus productos en mercados tan disímiles como baterías, libros, cine, tv, ropa, pañales para niños… etc.

La línea roja con el derecho de la competencia es muy visitada por esta empresa y en casos cruzada a la ilegalidad, siempre en favor de sus ganancias. Por ejemplo, la empresa Diapers.com, muy lucrativa en su momento, no pudo competir cuando Amazon se interesó por ese mercado. Se dice que Amazon perdió alrededor de U$200 millones reduciendo los precios de los pañales, con el fin de que Diapers.com quebrará o pactará con ellos. Diapers.com terminó sucumbiendo ante los precios predatorios de Amazon, y tuvieron que dejarse comprar por el gigante por unos 540US$ millones. Luego fue cerrada y Amazon aumentó fácilmente los precios de los pañales.

Esto no es nuevo para la empresa. Amazon ha destruido miles de negocios en todo EEUU y el mundo. En sus inicios, lograron su éxito ahorrándose los costos de impuestos de venta estatal (de 6% a 8%) por ser una empresa en internet, creando una competencia desleal ante esas pequeñas empresas locales que sí tenían que asumirlo. Y por ende concentrando la riqueza. Asimismo, existen graves acusaciones de que Amazon utiliza la data que recopila en su portal de otros negocios para lanzar sus marcas, potenciar sus ventas y entrar en sus mercados. Esto lo facilita la confusión de roles con que opera, es decir el ser vendedor de la plataforma y el propietario de muchos productos que posiciona con su marca.

En este sentido, esto se puede asemejar a cuando las empresas de ferrocarriles en EEUU (siendo el epítome del poder comercial), fueron prohibidas por conflictos de interés de poseer empresas de carbón. Se entendía que era un mecanismo injusto de competencia y se pretendía regular su poder en el mercado. Cabe preguntarse ¿Cómo lucirían los mercados en algunos años si a Amazon se le permite continuar expandiéndose sobre el trabajo de otros negocios y en otros mercados? ¿Qué tanto poder (no solo en el mundo comercial sino en el político y hasta en el espacial) tendría la empresa y el Sr. Bezos?

No bastando estas estrategias, Amazon utiliza los mecanismos de elusión internacional para despojar a Estados Unidos en impuestos sobre su ganancia, llevando a cero sus impuestos sobre sus billones. A esto también podríamos agregarle los cientos de millones de dólares recibidos en exenciones de impuestos dadas por Trump.

Por lo que, la realidad es que Jeff Bezos ha incrementado buena parte de su fortuna no solo gracias al auge del Internet (que obvio que sí), sino basado en un esquema de negocio que frecuenta la competencia desleal y se beneficia de las ventajas de lo que se denomina "Crony capitalism" (o capitalismo clientelista/ de compadreo). Otro ejemplo de esto, es como Bezos ha puesto a pelear a los distintos estados de Estados Unidos para ver quién le ofrece mayores subsidios por la instalación de sus almacenes y empleos. En ese camino de necesidad, los salarios de sus empleados muy necesitados no mejoran ni cerca acorde con la rentabilidad de la empresa, denunciando algunos vivir con ayudas del gobierno.

 

Tuesday, July 13, 2021

Raul Paz - Puente

Nadie sabe adónde llega

Aunque sepa dónde va,

todo parece más simple

Antes de que sea verdad.

Y las horas que faltaban
Ya no volverán jamás
Y siempre habrá un momento 

bueno para recordar.

No olvides escucharte
Cuando vuelvas a empezar
Cuando vuelvas a empezar.

Los discursos, la distancias, 

las promesas o el dolor
no son más que fantasías 

que entretienen la razón.

Siempre faltara más tiempo 

Para estar cerca de ti
Para estar cerca de ti.

Vuelve a mirar,
Lo que ya hiciste, lo que diste, lo que das
Siempre hay cosas que cambiar.
Y la luna no se esconde,
para buscarse otro nombre 

sino para regresar
Vuelve a mirar.

Mientras se escuchan campanas,
Mientras puedes respirar,
Mientras te lleguen las ganas de hacer bien,
bien estarás.

Y aunque no parezca cierto,
Y aunque les parezca mal,
Nunca dejes que los sueños,
Te lo vayan a cambiar.

Porque nadie dice todo,
Aunque diga la verdad,
Y los miedos son astucias
que te obligan a parar.

Y el amor nunca se muere
Solo te transformará.
Y si acaban los misterios
Habrá otro que inventar.
Y si acaban las verdades
Habrá otra que encontrar.

Vuelve a mirar,
que la sonrisa siempre quiere regresar.
Solo habrá que estar aquí,
Volver a unir las puntas
Siempre alguien que te quiera
con mil ganas de besar.
Y así todo cambiara.

Vuelve a mirar,
Lo que perdiste, lo que importa, lo que harás
Porque hay cosas que cambiar
Y la luna no se esconde 

para buscar otro nombre 

sino para despertar. 


Raul Paz - Puente


https://www.youtube.com/watch?v=AGo44Cqnlnc&t=447s 

Thursday, April 8, 2021

¿Merece 30 años la madre que aborta?

 Si fuésemos a evaluar los peores asesinatos cometidos, aquellos de una madre a su hijo seguro encabezarían la lista. Andrea Yates ahogó a sus cinco hijos en una bañera en 2001, fue declarada loca. Susan Smith amarró a sus hijos en el auto y luego dirigió el carro al fondo de un río, Deanna Laney los golpeó con una roca… casos realmente imperdonables e incompresibles. Imposible no rechazar la barbarie en los mismos.

En este sentido, hay quienes equiparan en su narrativa a las mujeres que abortan con asesinas y a los embriones con bebés. Y bien que si se piensa que un cigoto o un embrión es un niño, la figura del asesinato aplicaría. No obstante, no conozco la primera iglesia ni persona que exija (ante la mujer que aborta) un castigo como el que corresponde al asesinato de un niño, siquiera si lo hace con una percha. Toda sociedad que condena el hecho, se ha limitado históricamente a darle una categoría especial al definirlo como “Aborto” y reducir las penas que lleva el asesinato.

¿Por qué? Siquiera los defensores de la vida exigen este trato. He visto a algunos rechazar las causales porque “Total, el Estado no las persigue si se cometen”, como si la clandestinidad no pusiera en riesgo vidas ya nacidas. También he visto a otros sugerir de que sean sometidas a la justicia pero que al final se termine por indultarles. ¿Indultar un asesinato? ¿Por qué? Sigue siendo un ‘bebé’.

¿Y por qué las iglesias no les dan un trato similar al de un niño? ¿Por qué no bautizan embriones? (a fines de evitar el purgatorio y el pecado original) ¿Por qué no exigen enterrarles en tierra sagrada? ¿Por qué se permite (con nada de indignación) que un pastor como Tony Flaquer y su equipo arrastre a reuniones antiaborto envases de fetos (lo que entienden cadáveres) mostrando una profanación de tintes necrófilos con total impunidad y sin el debido “respeto, caridad en la fe y esperanza de la resurrección” que llevaría el cuerpo.

En la actualidad, las iglesias luchan por mantener la prohibición total del aborto en nuestro país, manteniéndonos a la par con solo otros 5 países en el mundo. Sin embargo, la agenda real (si son coherentes) debe ser igualarlo con el asesinato. No puede haber medias tintas en esto. Si se cree es asesinato, se debe perseguir y pedir condena de 30 años a la mujer… así como registrar los cigotos en las oficialías, enterrar los fetos en tierra sagrada, bautizar los embriones y hacerle misas de 9 días, aún si este no se ha podido desarrollar de manera natural.

Y si estamos ante un “genocidio” (término que no aplica), tenemos un problema de salud mayor que tampoco nadie defiende, por esas vidas que se pierden de manera natural en los procesos de gestación. Por ejemplo, aquellos embriones (aproximadamente 50% según la Universidad de California en San Francisco) que no logran implantarse en la pared del útero terminando luego desechados por el cuerpo (ni hablar de los in vitro). Lo cual si fuera cierto que son vidas humanas esos embriones, pues merecían otro diseño más justo y de seguro otro trato social.

¿O quizás el discurso difiere de la práctica porque no se trata de un niño ni de un bebé? ¿Quizás sea cierto que hay vida en la fertilización pero también en el espermatozoide y en las células? Cabría entonces la pregunta ¿Cuándo toca defender la vida humana? ¿Necesita un latido? ¿Un sistema nervioso? ¿Un cerebro funcionando? ¿Un alma? O ¿Quizás tocaría defender a la persona cuando esta sea viable y pueda desarrollarse sola fuera de la madre? ¿20 -22 semanas de embarazo?

El hecho de que San Agustín no dedujera que hay vida en el feto de sus lecturas bíblicas, o que Santo Tomás de Aquino estableciera que el alma era infundida una vez formado el cuerpo y no en la concepción, nos dice que estos temas no tienen que estar definidos para todos los feligreses y que la narrativa del Estado (y puede que las iglesias) debería ser más tolerante con las decisiones de las mujeres.

Establecer que los propulsores de estas reivindicaciones son ‘mercenarios’ a sueldo de organismos internacionales y oscuras agendas conspiranoicas, es mejor política para quienes se oponen que enfrentar la realidad. Porque de enfrentarla obligaría a conversar (en nuestro caso) las 3 causales, a sentarse a ver caso a caso y a escuchar a cada mujer, en ocasiones hasta tener que contradecirlas en sus deseos y frustraciones, algo nada empático ni compasivo.

Temer que las 3 causales sean la puerta al aborto libre (concepto que no existe porque en todos lados es regulado) es similar a decir que darle 30 años a la mujer que aborta es el objetivo de la agenda provida. En el trecho hay una sociedad, tradiciones y criterios que no se cambian con solo plantear 3 excepciones muy mínimas al aborto.

Históricamente, la Iglesia ha tenido que reflexionar sobre sus posiciones y elegir sus batallas. Fue así como algunos sectores internos fueron desplazados en su insistencia contra los preservativos, pastillas del día después, restricción del sexo solo para reproducción, restricción del sexo antes del matrimonio, tatuajes, comer algunos tipos de carnes... No obstante, estos dilemas bien pueden seguir siendo planteados según sus interpretaciones bíblicas y obedecidos dentro de sus estructuras, aunque dudo generen igual aceptación.

Porque el rol de la Iglesia es educar en sus valores a los feligreses y de rezar porque encuentren el camino los que no, sin tener que obligar al Estado y cuerpos ajenos a sus creencias, sin importar extranjeros ni forzar sus dogmas en los congresos.

Finalmente, si bien seguiré buscando respuestas a algunas de las dudas aquí planteadas, sé que en el entretiempo esas conclusiones serán solo mías. Razón por la cual, entiendo que el Estado debe marcar distancia de dogmas que pongan en riesgo la salud pública, así como la salud mental de quienes habitan estas trágicas situaciones. En especial, y aquí si no tengo duda alguna, como cuando entran en juego las mínimas 3 causales.

Thursday, March 18, 2021

Sobre el entretenimiento, la política y los likes

 “La opinión, reina del mundo, no está sometida al poder de los reyes. Ellos mismos son sus primeros esclavos”. J.J. Rousseau 

Hace unos meses mi amigo comediante Elias Serulle compartía una frase de su colega norteamericano Dave Chappelle. En ella, Chappelle hablaba de lo complicado que resulta el trabajo de un cómico visto que “Cualquier trabajo que te hace depender de la aprobación de los demás para tu vivir es una locura de trabajo”. Y es que pretender desarrollar tu vida y forjar tu personalidad en base a la atención y el afecto de un público amplio no solo te hace inauténtico sino inestable.

 

A pesar de que el espectáculo parecería ser la rama principal donde vemos este tipo de conducta e incentivos, no es la única. Y hoy en día nuestra forma de vida parece más permeada por estos incentivos a través de las redes sociales. Conozco casos extremos de personas que llevan años persuadiendo a amigos a entrar a las redes para que les otorgaran sus likes. Ya siquiera les interesaba si le gustaban realmente la foto o no, lo importante era la cantidad reflejada, el aparente reconocimiento público, la forma y el instante frívolo y excitante de los corazones rojos notificados. Por suerte no vivían de eso, aunque me parece una carga pesada depender de esos estímulos.

Si bien el ser humano tiene una naturaleza gregaria, que implica ceder ante la vida social ciertos aspectos de su conducta o pensamiento, la presencia en redes potencia la distorsión  en la búsqueda de agradar obstaculizando nuestra expresión.

El expresidente de los EEUU Lyndon Johnson era reo de algo parecido y como el comediante Chappelle lo relacionaba a su actividad. Llegaba más lejos, se declaraba enfermo. Cuenta la historiadora Doris Kearns que las elecciones llegaron a provocarle “fiebres, escalofríos, dolores de estómago, dolores de cabeza, depresión  y cálculos renales.” A Joe Phipps, un colaborador de su equipo le confesó  que:

“Hay que darse cuenta que un político, un buen político, es un bicho raro. Todo el que periódicamente tenga que ponerse de rodillas para pedirles a los votantes que demuestren que lo aman dándole su voto, está realmente enfermo. Y según lo obsesionado que esté, podría estar muy, muy enfermo… Trata de pensar en mí como un familiar o un amigo gravemente enfermo que necesita todo el cuidado, la compasión, el consuelo y el amor posible para mejorar. Y sabes que con el tiempo se recuperara y que la enfermedad no regresara hasta las próximas elecciones.”

Este “padecimiento” es propio de los líderes democráticos según Alexis de Tocqueville, ya que según este: “En las aristocracias los hombres poseen con frecuencia mucha grandeza y fuerza personal” y que “Cuando se encuentran discordes con la mayoría de sus compatriotas se retiran a su propio círculo, donde hallan apoyo y consuelo”.

La condena a no obedecer a las masas es el aislamiento social, por lo que “La sensación de soledad e impotencia los sobrecoge y les hace desesperar.” Razón por la cual, Tocqueville decía que no conocía “ningún país en que haya tan poca independencia mental y verdadera libertad como en América”.  

Para fines de quienes buscan u ostentan el poder, este conocimiento los conduce a dominar la comunicación, la agenda noticiosa y hasta el lenguaje en favor de sus intereses. Esto debido a que así terminarían dominando la opinión de la gente y con ello el entretenimiento, la política… etc. Es así cómo podrían, por ejemplo, simular y enfocar la repulsa en la corrupción de unos particulares sin que corra el riesgo un sistema corrupto mayor.

En esta dinámica las masas, manipuladas o no, reducen la capacidad crítica y a los críticos hacia la conformidad, incentivando la censura o autocensura en lo que llama Elisabeth Noelle-Neumann  la espiral del silencio.  

A pesar de que el mundo del entretenimiento no suele enfrentarse con los intereses del poder,  si existen sobrados ejemplos de que cuando hay transgresiones estas fuerzas pueden resultar implacables, a saber: 1) Las consecuencias enfrentadas por Tommie Smith y John Carlos luego de levantar su puño en las Olimpiadas del 1968; 2) las de Colin Kaepernick arrodillándose en la NFL 2016; 3) las de las Dixies Chicks diciéndose avergonzadas de Bush en 2003; y 4) recientemente las declaraciones del futbolista Zlatan Ibrahimovic al baloncestista Lebron James diciendo que “no le gusta las personas que con algún estatus pasan a la política” pidiendo que se mantenga James en lo que es bueno. El afamado Michael Jordan compartía una visión similar a la de Zlatan cuando bromeando dijo en su apogeo que los republicanos también compraban sus tennis. Básicamente, no te arriesgues a perder público, no importa la seguridad, el dinero o los récords que exhibas.

Con los años hemos visto una proliferación en la búsqueda de aprobación a través de las redes a todos niveles. Ya no parecería bastar con tratar de agradar al barrio, la iglesia o la familia, sino de uniformar el comportamiento con cientos de seguidores de distintos gustos en busca de sus likes. Quedaría pues la interrogante de si esto representa progreso alguno. La ansiedad aflora, la necesidad de pertenencia crece y se potencia nuestro miedo a tomar riesgos y a aislarnos.

Y así andamos. Un poco enfermos, cada vez más condicionados a pescar estos virus.  Cada vez más susceptibles y menos nuestros. Sacrificando nuestro tiempo, atención y personalidades al agrado superficial y ajeno… quizás incluso en este texto.