Friday, April 5, 2019

¿Y si el voto electrónico nos resulta peor que el de papel?

“El problema con los sistemas de votación asistidos por computadoras es que centralizan la oportunidad de hacer fraudes” Gary L. Greenhalg

Sin ánimos de contrariar la posible idea de progreso en la Junta Central Electoral, no logro entender la necesidad de apostar de inmediato a un nuevo sistema de votación en el país, en especial de manera generalizada.

Tres mil técnicos desaparecidos fue la excusa para la falla de los scanners en el 2016, una apuesta que el día de las elecciones reveló el nivel de improvisación y monstruosidad que existió en ella. ¿Por qué entonces después de haber gastado tanto dinero en esos scanners (que aún cuestan millones de pesos mensuales almacenar) nos arriesgaríamos a otra aventura en un país con recursos limitados? La respuesta más puntual sería hacer más eficiente y transparente las votaciones, pero existen razones para preocuparse.

Se le llama voto electrónico en su acepción amplia al uso de la tecnología al momento de votar, almacenar y transferir por una red la selección política de los ciudadanos en los colegios electorales, este sistema así como tiene fortalezas también conlleva debilidades y riesgos. “En algunos casos, los fallos pueden originarse del escarceo de recursos y la dependencia excesiva de los gobiernos en el sector privado debido a la falta de experiencia en el área de tecnología” (Hapsara, Imran, Turner, 2017).
  
Es decir, en el momento en que la JCE debido a sus limitaciones técnicas (en materia de máquinas, software, expertos…) contratan una empresa para ser auxiliados, dependen de esta, externalizando la responsabilidad del conteo y en el peor de los casos la posibilidad de un fraude. Y dependiendo de cómo sea la instalación de dicho sistema, el cambio puede generar una concentración peligrosa de datos digitales que no existe en la modalidad del papel.

En este sentido, cabe destacar que la democracia valora que el voto sea secreto, que la elección se realice en libertad y que su resultado sea registrado. En principio, el voto electrónico no debería arriesgar ninguno de estos valores, sin embargo la aplicación de este tipo de tecnología ha levantado con el tiempo preocupaciones en relación a:

1.    Identificar el voto hecho por el ciudadano

El 17 de mayo de 2013, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que las razones del apretado resultado en las recientes elecciones de ese país se debieron a 900.000 electores, los cuales ya estaban identificados “con Cédula de Identidad y todo... ". A pesar de no tener certeza de cómo fueron identificados estos votantes por Maduro, la declaración llevó a algunos a cuestionar el sistema electrónicomediante el cual habían votado.

Esto debido a que una vez se registra un ciudadano con su cédula en un sistema digital y vota, es muy fácil para un sistema corrompido vincular ambos datos y suministrarlos a un tercero habilidoso. Comprometiendo así el secreto del voto y provocando una reducción en la libertad de ejercer el mismo. En la actualidad mediante el voto en papel, no hay forma de distinguir por quién se tiró un voto en la urna, pues todos los votos se confunden una vez introducidos.

Por eso se hace preciso, que la máquina a utilizar no registre datos individualizados, ni el orden ni la hora de cómo han sido echados los votos, así como que no esté conectada a una red de acceso u otro equipo remoto o local para que la información no sea vinculable.

2. Las auditorías a las máquinas

Pero ¿Y si la máquina no registra mi voto adecuadamente? ¿O si me dice que se registró bien y luego envía otro dato? Se dirá que para eso están las auditorías, no obstante para inspeccionar un software es probable que se necesite otro software, en el cual a su vez hay que depositar la confianza, la cual se limita más si este resulta ser privado y no de datos abiertos.

En este sentido, es oportuno recordar que por cada partido político y su equipo técnico verificando estos softwares, existen decenas de hackers/crackers/piratas cibernéticos dispuestos a penetrar y corromperlos por dinero o ideología, dentro y fuera del país y las instituciones. Y aun si tenemos certeza de que la máquina está registrando y enviando todo de conformidad antes de las elecciones, la alteración puede ser realizada después de la auditoría, en cualquier etapa del proceso.

 3. La impresión como soporte

Por eso algunos partidos han pedido un sistema de impresión o papel, mediante el cual cada máquina tenga su soporte físico. Este soporte no debería ser codificado, debería esclarecer igual que si fuese una boleta física el resultado de elección del votante, donde este luego de haber confirmado, proceda a verificarlo y depositarlo en una urna.

Sin embargo, ¿En qué ocasiones contará la mesa electoral los votos manualmente una vez lo ha hecho la máquina?  ¿Se hará dicho conteo después de los resultados electrónicos? Parecería un doble trabajo (ni hablar del doble gasto) que cualquiera que ha experimentado el tiempo y el cansancio en una mesa electoral le podrá decir que no será realizado para todos los niveles.

Y no puede faltar la pregunta que todo el mundo que ha enviado algo a imprimir conoce ¿Qué sucederá si la impresora se atasca o deja de imprimir? O ¿Si los oficiales de la mesa tiran a la basura los resultados impresos? ¿Será el dato electrónico predominante? Todos estos escenarios se han dado en otras latitudes.

4. La necesidad de un protocolo

Por eso la necesidad de un protocolo que aclare dudas. Todo actor político, autoridad electoral y ciudadano debe preguntarse ¿Qué pasará si las máquinas empiezan a fallar por todo el país y no hay alternativa electrónica inmediata? ¿Si la empresa que suministra falla en proporcionar las máquinas o en verificar el software a tiempo? (como ha pasado en algunas partes de EEUU) ¿Tendremos disponibles boletas impresas en todos los colegios electorales para todas las situaciones?

En el caso de las elecciones 2016, fue tanta la confianza que se le dio a la situación de los scanners, que existieron mesas que no sabían hacer actas manuales, porque el nivel de información recibida y la tozudez para usar los scanners devino en ceguera a la hora de instruir.

El nivel de profundidad que debe tener un protocolo de voto electrónico para contemplar todas las situaciones posibles no se alcanza de un momento a otro. ¿Y si falla la energía eléctrica? ¿O un alto voltaje daña las máquinas? ¿Si la máquina se sobrecalienta? ¿Si una persona destruye el monitor? ¿Si se freeza? ¿Y si un ciudadano introduce un dispositivo en la máquina mientras se encuentra sólo con un virus que altere los resultados? ¿Se podrá entonces impugnar patrones de votación dudosos? ¿Dónde se guardarán todas estas máquinas? ¿Cómo será la logística de almacenarlas e instalarla para las elecciones? ¿Las tendrán los presidentes de mesa en sus casas el día antes? ¿Podrán manipularlas? ¿Cómo los delegados sin conocimientos en tecnología en todo el país podrán verificar que “la urna digital está realmente vacía”? ¿Que la urna digital no multiplica los votos de algún candidato después de un cierto número votantes? A mayor cantidad y complejidad de procesos invisibles menor fiscalización. 

Imaginen ahora aplicar todo esto simultáneamente en los 16,070 colegios electorales habilitados.  

En la actualidad el sistema que opera en el país es caótico, sobre todo a la hora de contar los votos y registrar las actas. Sin embargo, ese mismo caos produce que haya que tener una estructura muy grande dedicada a sabotear unas elecciones, la cual ha de ser muy costosa, pública y desordenada. En el caso electrónico, bien puede hacerse eficiente y ordenado un fraude con sólo una persona a distancia. Y el esfuerzo tecnológico para modificar un voto es el mismo que para modificar miles, sin que nadie sea visto.

Aun así algunas recomendaciones que podría hacer de proceder con esta nueva apuesta a toda costa sería:  

a)      No realizar auditorías sobre una muestra pequeña de las máquinas sino sobre la totalidad. Asimismo, no realizar auditorías sobre un número limitado de votos. Las mismas deben realizarse completas como el día de las elecciones, debido a que puede existir fallas o una programación corrupta que empiece a registrarse a partir de 50, 100 votos emitidos.      
b)      Que el registro a cada votante sea realizado de manera independiente  y manual en la mesa, nada de registros en la computadora con la cédula, para proteger el secreto del voto y evitar ser vinculado.
c)       Que la máquina esté aislada en la votación y no sea utilizada para transferir datos, sin conexión a la red y sin registro de horas ni orden, debido a que esto genera mayor riesgo.
d)      Que una vez terminado el proceso, el ciudadano pueda verificar su voto con una impresión de la máquina y echarlo en una urna tradicional.
e)      Que se proceda a imprimir el acta de voto electrónico, dar lectura y firma entre los miembros del colegio.
f)       Que en otro dispositivo distinto se proceda a enviar el acta firmada a la JCE.

Y es que aun si usted confía en todos los jueces de la JCE, la edad promedio entre sus cinco miembros es de 68 años, y al no tener un ‘expertise’ técnico en el tema, la confianza de ellos es delegada a su vez en otros técnicos, otras empresas, cuyas promesas instruidas tampoco son fiables considerando el interés en juego y el avance de la tecnología y los piratas digitales.
Finalmente, si me preguntaran, creo que la JCE debe iniciar por un programa piloto sólo en algunas provincias y colegios electorales específicos, en los cuales se tenga capacidad técnica de sobra para acudir a las elecciones y limitar la ocurrencia de estos riesgos. Porque en definitiva, no se puede partir de la confianza en este tipo de procesos, sino de la duda.

Thursday, February 7, 2019

Tueska, Hoepelman y su conjura contra las leyes de violencia de género


“Esclavitud profesional” llamó George Michael a su contrato con la empresa Sony Music en los años 90, ya que según el artista le dejaba poco control sobre su trabajo y su carrera. Tras una larga batalla contra la empresa, Michael terminaría derrotado en los tribunales. La industria musical tiende a velar por sus relaciones comerciales como cualquier otro negocio lucrativo, con poca consideración por el ser humano.

En años recientes, en el plano local fue objeto de mucho seguimiento público el contrato de representación artística del salsero David Kada. El artista no pudo siquiera utilizar por años el nombre que lo hizo famoso, por el mismo encontrarse registrado a la empresa de su ex manejador. También es conocido en nuestra historia musical los problemas enfrentados por la cantante Maridalia Hernández con su disquera décadas atrás.  

Por consiguiente, es fácil reconocer que las diferencias y tensiones siempre han existido entre el mundo artístico y el corporativo. Agreguémosle a eso las complicaciones de un divorcio, y nos podremos acercar más al conflictivo caso de la especie.  

Dos años han pasado desde que la merenguera Tueska se separara de su exesposo y manejador Evelio Herrera. En este período la cantante ha exhibido una vida de lujo junta a su nueva y polémica pareja. Poco o nada han mostrado las engañosas redes sociales de animosidad o penurias, sino todo lo contrario, dificultando el papel a desempeñar en esta semana de víctima intrafamiliar, a raíz de una denuncia interpuesta a su exesposo.

Luego de su separación y conflictos en tribunales con su exesposa, Evelio Herrera ha dejado claro que “Si hay alguien que quiera invertirle, que me devuelva mi dinero”, reduciendo el problema a uno de interés económico y financiero más que de amor u odio para Tueska. Este tipo de declaración podría convertirlo en una persona desalmada, poco caballerosa y hasta fría, pero no es suficiente para tipificarlo como agresor.

Por su parte, Tueska alega haber enfrentado agresiones psicológicas en sus redes sociales, “que aunque no dejen marcas visibles si dejan cicatrices emocionales, espirituales, te quebrantan, dañan la armonía familiar… te hieren profundamente”. Un concepto tan etéreo que puede ser aplicado para cualquier ruptura amorosa o pérdida de un ser querido.

Según los medios, el expediente que reposa en la Fiscalía se desarrolla diciendo que “Herrera se mantuvo asediándola e insultándola desde febrero del 2018, tanto personalmente como vía telefónica, y en las redes sociales de una manera subliminal”. Todo lo que sería descartado por la jueza debido a ausencia de pruebas.

De igual forma, en la solicitud de medida coerción se señala que en el año 2013, bajo manipulación, Evelio hizo que esta firmara un contrato “leonino y abusivo” hasta el 2023. Por lo que, sería oportuno que la artista aclarase si el matrimonio que contrajeron el año siguiente, en 2014, también fue firmado bajo dicha manipulación.

Por su parte, el abogado Jose Hoepelman, representante de Tueska, establece que los “documentos restringen los derechos elementales de la señora Tueska a través de prohibir que ella trabaje”, creando violencia psicológica y estrés postraumático. Siguiendo esta lógica, es lamentable para otros artistas como George Michael o David Kada, no haber sostenido una relación con sus manejadores ya que sufrieron similares percances sin tener a cargo el recurso de la violencia de “género”.

Y he aquí uno de los principales riesgos de todo este espectáculo. Y es que el uso de la violencia de “género” y/o “intrafamiliar” no puede ser un instrumento más en el arsenal de lucha contra conflictos civiles o chantajes comerciales. Y si al Ministerio Público le importan las mujeres como alegan deben exigirle contundencia y pruebas, no relatos.

La coerción en este caso es la exageración más flagrante y vengativa, no hay indicios ni testimonios de violencia física, ¿qué buscaba entonces el Ministerio Público y el abogado Hoepelman al intentar reducir a este hombre?

Despojar a un hombre de su libertad por un conflicto civil y comercial es mezquino y desproporcionado. Hacerlo en el inicio de un fin de semana largo, demuestra una intención tan malvada que cualquier empatía hacia la supuesta víctima debe ser revocada, ya que lo que se perseguía era extender en el tiempo su prisión preventiva sin razón justificada.

Todo esto pone entredicho la lucha de género, ya que le pone una cara y una figura popular a la justificación que vendrá cuando un abuso real ocurra. Dirán “Mira el caso de Tueska, hay mujeres que hacen eso…”, y nuestras mujeres estarán más desprotegidas por el nivel de popularidad que ha alcanzado este caso.

Y aunque el fin del esquema pudo haber sido loable para algunos, es decir recuperar a toda costa su carrera musical, el mismo fue uno de matices individualista, el cual no tomó en cuenta pisotear y relajar el derecho de esas víctimas reales, de poner en riesgo sus vidas, de poner en entredicho sus testimonios y la credibilidad de los fiscales. Cosa la cual también el abogado Hoepelman debió saberlo antes de proceder a asesorarle por ese camino.

Y es que la credibilidad se gana en los actos y no en las poses, así como la confianza a través de la coherencia en el tiempo. Y ambas son muy susceptibles de ser rotas con acciones de esta calaña.

A propósito ¿Cómo puede un abogado defender a esa gente?


“Por mucho que nos hieran, a través de las historias de nuestros clientes aprendemos más y más que la vida es desordenada; Aprendemos a ver el gris donde otros ven en blanco y negro… Abren puertas para comprender no solo las humanidades de nuestros clientes, sino también las nuestras.” W.M.

A raíz del caso Emely Peguero, pude observar muchas personas atacar a la abogada de Marlin Martínez con un encono similar a si hubiese cometido el crimen. Esto parte de la idea de que alguien es bueno o malo dependiendo a quien defienda, y es estimulado por la furia que se promueve en las redes sociales eligiendo fragmentos aislados de su defensa.

En estos casos tan mediatizables y mediatizados, donde se impone una narrativa novelesca del bueno versus el malo, el rico contra el pobre, amor versus odio, la impunidad frente a la justicia… es difícil que cualquier persona permanezca impasible ante sus procesos y resultados. Razón por la cual ante una buena representación legal, se llegue a cuestionar la necesidad de que aquellos a quienes creemos criminales tengan defensa alguna.

En el año 2013, Abbe Smith editó en Estados Unidos el libro “Como puedes representar a esas personas?”, dedicándose a reunir testimonios de abogados que se han visto en el escenario de defender casos impopulares o a criminales. ¿Qué mueve a esos abogados a incursionar en estos ámbitos? (No todo era dinero puesto que muchos de ellos son defensores públicos asignados), sobre el particular hay varias respuestas posibles según la defensora Barbara Babcok cuenta en el libro, entre ellas:

–          La respuesta del constitucionalista que dice “Es un trabajo noble en el cual el derecho a la defensa es invocado… consagrando una justicia equitativa, igualitaria y exacta.”
–          La del egotista que dice “Es más interesante que la rutina repetitiva de otros abogados…”
–          La del probabilista que dice “Es mejor que diez culpables salgan libres que un inocente culpable…”
–          La del trabajador social que explica que “Aquellos acusados del crimen son justamente los representantes más visibles de una clase sin oportunidades en América, por lo que darles la justicia que merecen terminará en una acción beneficiosa para la comunidad reduciendo el enfado y la alienación.”
–          La respuesta del civilista libertario que dice “Aquellos acusados son la representación de todos. Cuando sus derechos son erosionados, la nariz del camello está bajo la carpa y le puede colapsar a cualquiera. Protegiendo los derechos de los criminales, nos protegemos nosotros mismos.”

Está también la respuesta del dinero, y otras más. Y aunque no sepamos las razones que llevaron a la abogada de este caso a defender a la acusada, quizás una muy oportuna de las citadas por Babcok es la que ella denomina la “Respuesta Recogedor de Basura”, que dice “Es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo. No podemos tener un sistema de adversarios funcionando sin partes en ambos lados. Un abogado de la defensa mantiene el sistema limpio empujando a la policía y a los fiscales a altos estándares”.

A pesar de no conocer aún la sentencia íntegra del caso de Emely, mucha de la repulsa por el dispositivo de la sentencia ha sido dirigida a los jueces, poco a los abogados privados o del Ministerio Público, nada al tratamiento de la Policía de la información. En estos casos, el papel de un buen abogado de defensa exige una eficiencia en estas instituciones a instrumentar un mejor expediente.

Por eso juzgar el devenir del caso sin conocer a profundidad, no solo las argumentaciones sino las pruebas disponibles, la vinculación a esas pruebas, las refutaciones… más allá de lo que diga un abogado de una parte por las redes sociales, puede ser errado. 

En ese sentido, sería oportuno evaluar no solo el desempeño de nuestras instituciones, sino la responsabilidad de los abogados, comunicadores y figuras públicas que en ocasiones promueven falsas expectativas, la repulsa social, el descreimiento de la justicia e incitan al desorden, con intereses diversos que pueden ir desde promover una candidatura o una aprobación de gestión, a buscar likes, colocar vallas o tentar el caos para fortalecer una política de oposición, cosas de las cuales debemos cuidarnos.                                         

Y es que los juicios pueden ser televisados, pero no necesariamente resultan material para las redes sociales, fragmentos de 30 segundos pueden excluir dimes y diretes, tensión y demás dinámicas propias de la vida misma… hoy por suerte le tocó ese trato a alguien culpable pero como diría el civil libertario, el trato de aquellos acusados es la representación de todos. Y aquí es válido reconsiderar el análisis del tribunal que al observar la doctrina, la jurisprudencia y el Código Penal, concluyeron que “Crear la complicidad de Marlín Martínez en base a los hechos que han sido probados al tribunal, constituiría el precedente más funesto para el derecho penal”.

Entiendo que por la connotación del caso y el dolor de muchas personas ninguna sentencia fuera de la pena de muerte (prohibida en el país) podría traer consuelo a la gente, pero como dice William Montross al referirse a ella: 

“La pena de muerte es cara; ha resultado en la muerte de personas inocentes; Es bárbaro y anacrónico; es racista y clasista; envía el mensaje equivocado a nuestros hijos; Nos estigmatiza ante los ojos del mundo. Promete falsamente la curación y el “cierre” a los miembros de la familia en duelo cuando no hay nada terapéutico en el proceso. Multiplica el dolor existente: cuando una hija pierde a un padre, una ejecución lo convierte en dos. Por lo demás, las personas buenas engañan y destruyen pruebas para asegurar una sentencia de muerte que avanza en sus carreras o asegura su reelección. Tan poderosa es su capacidad de pervertir que lleva a la gente a creer que su dios quiere la muerte y no la redención.”

A pesar de tratar someramente el juicio del momento, la finalidad de este escrito ha sido exponer que existen diversas razones para defender a un acusado de un crimen horrendo, y que es necesaria su defensa para el sostenimiento del sistema, más cuando se incluye elementos como la mediatización y la presión pública sobre los jueces a dar un dictamen más allá del caso y pruebas que se le presenten.

Este país no tiene dolientes


Así puede resumirse el sentimiento plasmado en toda la obra que el economista Félix Calvo ha titulado: “El Triple Colapso. La crisis de la Banca, de la Moneda y el Estado. 1998-2004”.

A pesar de ser un tema constantemente repasado bajo la manipulación de la política y el recuerdo sufrido de muchos dominicanos, el libro de Calvo, designado vicegobernador del Banco Central en el peor momento de la crisis, viene a arrojar luz sobre el tema de manera didáctica y técnica, que bien vale regresar a aquellos momentos.

1998 marca el año de inicio de la evaluación del libro. Sin embargo, bien pudo partir desde 1990 el autor cuando el gobierno de Joaquín Balaguer empieza a manejar tres cosas de manera poco transparente según el economista: 1) el Banco Central y sus déficits; 2) el financiamiento del sector público no financiero; y 3) las “sucesivas crisis bancarias, como la del entonces mayor banco privado del país BANCOMERCIO”.

En vez de ser corregidas en los años subsiguientes, similares prácticas se mantuvieron en el tiempo. Sin embargo, Calvo ha decidido iniciar nuestra experiencia como lectores en el año 1998, debido a un informe que hiciera ese año un reconocido economista español de nombre Aristóbulo de Juan al Banco Central. Aristóbulo cuyo nombre viene del griego y  significa “gran consejero”, vino al país a evaluar el sistema financiero nacional generando un informe con el cual se hacía merecedor de su nombre.

En este informe, luego de realizar unas pruebas de “estrés” a los bancos nacionales, De Juan concluye que la situación de riesgo de algunos de estos era tan alta, que de no ser reestructurados de manera operativa y financiera “se agravaría la falta de rentabilidad y el fuerte déficit de solvencia existentes hoy día, abocando a soluciones más costosas”. El Informe, que proyectaba la situación como una especie de “bomba de tiempo”, sería sepultado por las autoridades del Banco Central según el autor, quienes llegarían inclusive a esconderlo de sus sucesores, siendo facilitado entonces por el mismo Aristóbulo de Juan años después a través de su secretaria.

La sucesión de irresponsabilidades que provocan la crisis bancaria es bien dividida por etapas y renglones en el libro. Calvo revisita la situación macroeconómica pre-crisis del país a través de un documento del FMI, para aclarar que no se trató de un problema originado en el gobierno directamente, sino uno cuya responsabilidad principal se origina en los fraudes del sistema bancario privado, diciendo que:

“Este documento (FMI) muestra que los indicadores macroeconómicos estaban bajo control: crecimiento del PIB en las condiciones del choque externo…, la relación deuda pública/ PIB bastante baja, los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos mejorando con una disminución del déficit de dicha cuenta corriente, mientras se registra un aumento de las reservas internacionales del país por los flujos netos de capitales, a la vez que un control del déficit del sector público y de la inflación indicaban un gasto publico sometido a nivel de equilibrio, sin desborde.”

El libro se convierte así en una visita magnífica a nuestra historia reciente, guiada por un actor de primera fila. Por lo que todo aquel interesado en la vida ciudadana, la política y el futuro del país debe leerlo para tener una idea de cómo se confecciona el poder en la República Dominicana, y orientarse sobre:

          Cómo pretendieron convertir los medios de comunicación (al servicio de banqueros fraudulentos y políticos irresponsables) al Presidente de turno en el causante de sus faltas.

          Cómo el dinero dilapidado en intervenciones cambiarias contó con la complicidad de banqueros y las autoridades, en perjuicio del Estado.

          Cómo pueden realizarse decisiones incorrectas en tiempos de crisis por alegada presión internacional. Ej. Comprar las Edes.

          Cómo el engreimiento institucional de ciertos funcionarios los alejó de su condición de servidores y de los intereses públicos.

          Cómo la complicidad entre políticos y banqueros en el momento resultaba en una regulación laxa y reguladores captados.

        Cómo pueden ser engañados organismos internacionales.

Cómo el tiempo, a través de los ejemplos de otras crisis en países desarrollados, le ha dado la razón a medidas criticadas en su momento.
Fraude, ineptitud, petulancia, indiferencia… que parecería darle la razón al economista Calvo, cuando en uno de sus capítulos, concluye que la República Dominicana es una nación sin dolientes. ¿Pero qué entonces lo motivaría a escribir esta obra sino fuera por los dolientes del presente y del futuro? ¿Qué nos hace a nosotros entonces tan llenos de impotencia luego de leer sus páginas? Por más datos convincentes expuestos me rehúso a pensar que así sea, aquí estamos los dolientes y precisamos cada vez más de este tipo de insumos para la instrucción.

Friday, March 2, 2018

Cocote y el cine dominicano

"La única cultura que existe es la cultura superior, la que despierta la mente no la que narcotiza...." A. D.

Existen pocos estímulos a la complejidad y a la excelencia en el cine dominicano. No obstante, como en todos lados, hay quienes la escudriñan, la persiguen y a veces la rozan. Éste puede que sea el caso del más reciente filme de Nelson Carlo de los Santos titulado “Cocote”.

Una historia de introspección a nuestro país, un viaje a observar el mazacote cultural que compartimos en la isla: a sus esperanzas, a sus miserias, a la impotencia de padecerlo y a las distintas clases que lo habitan, que se ignoran y que, por momentos, se intersecan.

Quienes estén acostumbrados a la sobre-estimulación de la mayoría de filmes o series actuales, pueden encontrar momentos de pesadez en el película, pero se trata de un viaje en el cual comprometerse con el resultado no dejará al espectador intacto.

El filme presenta el viaje del héroe. Un héroe humilde llamado “Alberto” interpretado por Vicente Santos, que labora como jardinero en una casa de una familia adinerada, en una comodidad prestada y que recurre a la iglesia evangélica como alimento espiritual y forma de autocontrol.  

Esta vida de Alberto se ve interrumpida cuando se le aviene la crisis: Su padre ha sido asesinado por una deuda en su pueblo de origen. Y ahí empieza su odisea. El filme está cargado de una hermosa continuidad de imágenes que bien sitúan la naturaleza, la religiosidad y las paradojas sociales del país, en ocasiones pareciendo una pieza de contenido documental.

Una vez llega al pueblo, Alberto se enfrenta a la noticia que le han mentido, su padre ha sido enterrado y él ha llegado para formar parte de los rezos, no del entierro, lo que supone la profundización de la crisis interior del personaje por contradicciones espirituales. Y la cual se agrava con la idea familiar de hacer justicia a la muerte de su padre.

El relato patriarcal está presente en toda la película. Al ser el único hombre, Alberto es conminado al rol de vengador. Él se resiste intentando buscar las vías de la justicia ordinaria, el perdón o hasta de culpabilizar al padre por su propia muerte. Sin embargo, el camino de la justicia está cerrado. La corrupción permea el pueblo. No hay autoridad más que la del dinero, como bien se lo explica un policía que le da clases de sociología en un intercambio ligero. Le explica que siendo el asesino de su padre el más fuerte económicamente, sólo un poder como el de quizás la familia rica para la que trabaja puede hacerle justicia a su padre, pero Alberto no lo entiende posible.

Por otro lado, las hermanas le impiden elegir otro camino que no sea el de la justicia propia e inmediata, increpándole su falta de emoción y amor ante la muerte de su padre, asesinado como un perro. Y a pesar de que los roles femeninos en la familia de Alberto resultan más aguerridos y desafiantes que el protagonista, las mismas son incapaces de vengar al padre, dejando ese proyecto en manos de la figura masculina. Este patriarcado, que tanta presión conlleva para un renuente Alberto, es mejor reflejado en una de las escenas del filme en que su hermana Karina, interpretada por Judith Rodríguez, se enfrenta al asesino del padre vociferándole cosas, y éste a quien le responde es a Alberto diciéndole que la controle para evitar una tragedia.

Ver a Vicente Santos desarrollar el papel que tiene que sufrir el choque de identidades, de las presiones sociales propias del hombre en la narrativa, de transformar su ideal sumiso hasta asumir el de vengador redentor, de romper con el ser dócil y convertirse en el hombre responsable que arriesga su vida por su familia, es una joya. Como de igual forma, dan gusto las actuaciones de sus hermanas representadas por Judith y Yuberbi de la Rosa, catalizadoras en esa transformación de Alberto. 

Una vez transcurrida la epopeya queda reconocer que el jardinero que regresa a la mansión ya no es el mismo del inicio, ha reconocido sus raíces y se ha transformado en ente maduro, ¿cómo se adecuará al antiguo universo? ésa sería otra película aparte.

Hace unas semanas dije que películas como “Cocote” le hacen daño al país porque sirven de escudo para no enfrentar y corregir los problemas actuales de la ley de cine, porque se suman sus premios internacionales y limitado presupuesto y se dividen entre los resultados de todas las películas realizadas, de manera interesada como excusa para generalizar un supuesto avance. Pero también vale decir que películas como "Cocote" fomentan la idea de que un cine de identidad, responsable, y artístico es posible y que éste no resulta de la improvisación ni el azar.

Porque sí, "Cocote" es producto de la Ley de Cine, pero también es receptor del único criterio de calidad llamado a filtrar algunas películas en la ley, FONPROCINE, un capítulo de la Ley que permite hacer concursos con un jurado experto para que sea desarrollada y financiada la mejor propuesta posible de nuestros artistas, a diferencia de lo que sucede con casi la totalidad de las otras películas dominicanas que se hacen; y FONPROCINE, limitado como es en la actualidad, debería ser el camino donde el cine dominicano debe dirigirse, ya que el dinero que se invierte en esta ley es de todos y no tiene por qué estar en manos de un grupo de empresarios privados, sin conocimiento artístico, decidir cuáles películas dominicanas se hacen con él y cuáles no, según sus intereses.

Trujillo y su nieto: Chapita y chapiador

"Que el esclavo fue mi abuelo es mi pena, es mi pena
Si hubiera sido el amo sería mi vergüenza"
Julia de Burgos

Decía Marx desarrollando a Hegel que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa... Y aunque cansados muchos de este tema, no podemos permitirnos el lujo de ver venir la farsa sin confrontarla.

Sobre todo porque cansa como a la hora de abordarlo algunos lo limitan: que si Trujillo era un violador de niñas, que si asesinó mujeres, que si encarcelaba a sus opositores.... Porque enfocarse en esos argumentos ignora la idea reivindicada por quienes creen añorarlo: seguridad, patriotismo, pago de la deuda externa y cese de la corrupción. Permitiendo a aquellos seguidores a decir entonces: no lo malo no, solo me refiero a querer lo bueno.

Pero el que añora con sinceridad escoger lo bueno de la dictadura de Trujillo y desechar lo malo es un ingenuo, no sólo porque algunas de esas cosas no existieron (combate a la corrupción) sino porque otras precisaban de lo oscuro para sostenerse (seguridad y patriotismo), y en eso entra un nieto con aspiraciones presidenciales. Pero para analizar al nieto tenemos que verlo en dos vertientes: 1) ¿Quién es?; y 2) ¿Qué simboliza? (no qué dice).

¿Quién es?

Ramfis Domínguez Trujillo nació en New York en 1970, nueve años después de la muerte de su abuelo, a quien sólo conoce por la nostalgia de lo que le han dicho sus familiares o por lo que ha investigado. A pesar de nacer en el lujo, en una nación que te permite estudiar en las mejores universidades aunque permanezcas la adultez endeudado, Ramfis no se encargó de tener estudios en universidades de prestigio, siquiera una maestría que muestren sus dotes intelectuales como carta de presentación.

En el campo político luce no más que un oportunista sin experiencias, que se alimenta de la desesperación de muchos y de la trastornada añoranza de un pasado glorioso. Hábilmente ha ganado popularidad atado a la imagen de lo que construyó su abuelo, por eso elige siempre mencionar los nombre más sonoros en materia histórica – Ramfis y Trujillo –, a pesar de llamarse Luis José Domínguez de manera principal. Pero a diferencia de su precoz nieto, a Trujillo sí podemos destacarle que trabajó su ascenso en el país. Porque antes de ser dictador construyó desde las instituciones castrenses por años su paso hasta el poder. Es decir, al momento de presidir el país Trujillo era un hombre probado, tanto en la crueldad como en las ambiciones materiales, en el robo como en su servicio al invasor desde posiciones de poder y liderazgo, no fue una improvisación de los que lo apoyaban, sin embargo su nieto, ¿Ha ejercido una posición pública alguna vez? o ¿Conocemos cómo se manejaría en tal posición?

O están dispuestos quienes lo apoyan a cederle (en un país presidencialista) nuestra mayor posición simplemente por ser nieto de alguien en un país que ignora, con una población que no comprende sus males, de la que tiene sólo una versión de su historia y cuyo pueblo lo desconoce, no sabiendo si es derrochador, ineficiente, abusador o más corrupto que los que pretenden sustituir.

Una persona cuyo único vínculo destacable con la República Dominicana es uno propio del chapeo estatal, siendo éste el siguiente: En 2005, Ramfis dice orgulloso haber dirigido un “proyecto” y un “equipo” de la empresa WODA consistente en buscar financiamiento del Banco del Commonwealth Australiano para nuestro Banco Nacional de la Vivienda (BNV) para viviendas de bajo costo. Según el reconocido analista Alejandro Fernández W., que tuvo acceso a los estados financieros auditados del BNV, el banco dominicano nunca recibió un desembolso. No obstante lo que sí sucedió fue que los involucrados ejecutaron la garantía económica acordada, llevándose 5 millones de dólares del BNV sin cumplir su parte. Fernández W. llama al proyecto un robo fraudulento lesivo al interés nacional, preguntándose en su programa diario de radio de la semana pasada “¿Cómo es posible que se asocien a alguien con ese criterio?”. Un buen ejemplo que muestra que además de heredar la egolatría del abuelo (personaje que por su afán de usar condecoraciones y medallas era apodado Chapita), el nieto parece haberlo heredado en eso de sacarle beneficios al Estado Dominicano.

Lo que simboliza

Recuerdo que cuando conocí al ex presidente de Chile, Ricardo Lagos, lo felicité por un suceso que protagonizó en plena dictadura de Pinochet. En 1988, siendo entrevistado por primera vez en televisión nacional Lagos se salió del marco de la entrevista y se adueñó de la cámara en un momento y se arriesgó a increparle al dictador que Chile no podía continuar un futuro “con tortura, con asesinatos, con violación de derechos humanos…”. Él me contaba que sus nietos viendo la entrevista en estas fechas no encontraban nada valeroso en el acto.

¿Por qué? Porque criados en un ambiente democrático y de libre expresión no comprendían el valor de su abuelo en dictadura, en su mundo expresarse así era cotidiano y no tenía repercusiones. Y es que como bien dice el General Soto Jiménez de la dictadura de Trujillo, no hay forma de explicar con palabras lo que era vivir en ella, sólo quienes la habitaron tienen idea. Y las presentes generaciones que apoyan al nieto parecen dar por sentado cualquier conquista alcanzada, ignoran por ejemplo lo que dice José Enrique Méndez Díaz, que "En San Juan de la Maguana, el miedo se apoderó de la gente. Todos aprendieron a callar, a borrar de la memoria, a conocer el olvido. Callaron los grupos sociales, la iglesia, la prensa, los profesionales, los intelectuales”. (Y aquí pauso para felicitar e invitar a seguir a la Fundación Héroes del 30 de mayo de 1961 en las redes sociales donde encontré el precitado texto)

Pero más allá de la tensión política hablemos del “pasado glorioso”. Basta con ir al Museo de la Resistencia o al Banco Central para saber que al momento de crear el peso dominicano Trujillo se robó casi 12 millones de dólares con el cambio.... por lo que vale preguntar ¿es éste el héroe extrañado? ¿Un ladrón?

Uno que concentraba la propiedad de casi todas las industrias a la fuerza (pintura, zapato, cementos), que concebía el país como su negocio y los ciudadanos como sus empleados. Un personaje que puso en riesgo la economía nacional, la seguridad, las vidas de los dominicanos, y las relaciones internacionales al intentar asesinar al presidente de Venezuela Rómulo Betancourt o al asesinar al de Guatemala Castillo Armas.

Alguien cuya idea de control migratorio se resumía en invitar inmigrantes blancos pobres a vivir en el país y matar a los haitianos pobres. Poniéndole en 1937, después del “Corte”, un precio a cada vida humana asesinada por la presión internacional, bien baratos por cierto, por lo que cualquiera que pretenda defender la vida debe rechazar ese pasado. 

“Pero pagó la deuda externa”, sobre esto cabe decir que en los años 1980s la tendencia fomentada por los organismos internacionales fue endeudar a los países, y en los 1990s privatizar sus empresas; en ambas caímos. Pero si vamos más atrás, vemos que en la época de Trujillo hubo una tendencia a pagar la deuda externa por razones de la segunda guerra mundial; Trujillo obedeció (como lo hizo frente a EEUU del 1916 al 1960), al igual que lo hizo Haití antes que él, por lo que también ese logro “nacionalista” queda en dudas.

El ser humano siempre tendrá el deseo de permanecer en su infantilidad y de delegar todo en alguien, evadiendo así las responsabilidades que tiene para sí, como ente social, como ente democrático, porque es pesado saber que la democracia se construye todos los días. Pero ¿delegarla en un nieto cuestionado y sin condiciones probadas? Los hombres son sus circunstancias, y superada una época de terror y angustia, debemos rechazar toda forma de redituar anacronismos, toda repetición en forma de farsa.

Sin embargo, si es un Trujillo que siguen buscando creo que una buena parte de los políticos dominicanos actuales estarían dispuestos a jugar ese rol. Sin oposición, sin elecciones, sin fiscalización, donde la renta de las empresas estatales vayan a su cuenta o a sus familiares, donde asesinar no involucre derechos humanos, donde silenciar sus opiniones sea rutina... entonces no habría que buscar un familiar del régimen, un extranjero desconocido. Por eso la respuesta a ¿Si se necesita otro chapita? Aún si usted pensaría que sí, no pasa por un nieto chapiador.

Wednesday, December 13, 2017

Letra de "Mi Flor Querida" Adrian Abonizio



Mi Flor Querida

Para contar tú historia
Me sobra con dos acordes
Veo tu cara de novia
Y tu vestidito pobre
Tu nombre era María
La del Boulevard Rondeau
La casita tras las vías
Conviene llegar de a dos

Una dulce guaraní
Trabajando de capullo
Toda flor sin su raíz
No florece ni en los yuyos

Una luna en el ropero
Y el revólver en la caja
Y el oscuro de civil
Que era el que nos cobraba
Escuché aquella canción
Que era mía por la radio
Me detuve en la pasión
Ella dijo ¿Pasa algo?

Y me escapé para el centro
A disfrutar de la fama
Y ya no te volví a ver
Hasta el diario en la mañana

Estabas allí tendida
Como una santa o un hada
No eras nada
Sólo sombra fotografiada
Una flor en el costado
Diez veces hecha cuchillo
Desnudita, sola, fría
Como una flor de baldío

Te compré un ramo jazmín
Pero ya te habían llevado
Tiré las flores al río
Mientras sonaba en la radio
Y volví a la diagonal
Habían mojado la tierra
La casita bien cerrada
Lleno de flores la piedra
Pusieron la virgencita
Los vecinos de Rondeau
Se contaron mil leyendas
De lo que allí ocurrió
Y nunca te dije nada
Por vergüenza o que se yo
La que nombró en la canción
Era vos, era vos

Una flor en el costado
Diez veces hecha cuchillo
Desnudita, sola, fría
Como una flor de baldío

Toda flor cortada joven
Termina bajo otras flores
Toda flor sin su raíz
La pisan todos los hombres

Estuve un mes detenido
Hasta que alguien confesó
Les pagué a los abogados
Con el derecho de autor
Ando triste y estoy raro
Siempre pienso en la casita
No es pa’ tanto aconsejaron
Era solo una negrita

Una dulce guaraní
Trabajando de capullo
Toda flor sin su raíz

No florece ni en los yuyos

Letra: Adrian Abonizio
Album: Tangolpeando