Wednesday, March 17, 2021

El dinero de las AFPs: Un problema conceptual

En el momento en que se individualizaron las pensiones en el país, siguiendo el modelo chileno, se rompió el acuerdo de la seguridad social. Cada hombre por sí solo fue arrojado a la imprevisibilidad e inseguridad en su futuro.

 

Con esto no me refiero a si era más conveniente como se mal ejecutaba el modelo de reparto en RD antes de la ley de 2001, pero si al razonamiento que se empleaba. Este era: “Los jóvenes pagarán las pensiones de los viejos. Ese dinero no está disponible para ustedes porque el acuerdo social promete que cuando les toque envejecer a ustedes, los jóvenes del futuro les cubrirán entonces”.

 

Cuando fue impuesto el modelo de capitalización individual (AFP) todo el mundo pasó a entender, debido a la naturaleza del sistema, que ese dinero ya no era solidario porque eso traía problemas… “Y mira ahora cómo tienes mayor seguridad sobre tu monto; míralo cómo crece, si crece; míralo cómo se devalúa, si se devalúa…” pero sólo míralo.

 

Sin embargo, este razonamiento de individualidad es el que lleva a un grupo a pensar: Ya que es mi dinero, que me han quitado... ¿por qué lo tiene que manejar otro? Yo tengo necesidades hoy, prefiero comer hoy... o quizás prefiero incluso invertir en esta u otra oportunidad tal vez mejor a mi juicio que las AFPs.

 

Para esto las AFPs se han quedado sin legitimidad, sin interlocutor válido y sin comunicación llana. No han encontrado forma de justificárselo a los que reclaman:

 

1)      Porque debido a sus ganancias exorbitantes en este período (gracias a la ley) sus razones parecen vincularse al negocio que han hecho. Incluso cuando el Estado es el mayor deudor del sistema (alrededor de un 80%), las AFPs son poderosas empresas cuyo manejo del 20% del dinero restante de los trabajadores puede hacer millonarias a otras empresas. Se les otorga una liquidez impresionante a esos directivos de AFPs para hacer negocios (cierto que con muy pocas empresas autorizadas por el Estado aún);

2)      Debido a que las pensiones que se proyectan son tan magras y el futuro del peso dominicano tan incierto, que quizás en el presente esos fondos valgan más que en el mañana cuando te lo repartan de a poquito;

3)      Problemas de empatía, porque nadie cree que a los representantes de las AFPs les importen realmente las pensiones o la vida de los cotizantes, sino sus negocios financieros en primer plano y en un segundo el origen de sus fondos. Esto se suma a la falta de compasión de sus defensores, quienes pensándose eruditos desdeñan los reclamos desesperados con tecnicismos.

 

En este sentido, hablarle a la gente de la imposibilidad procesal de cumplir, de exigirles un modelo para realizar la entrega o un plan de retorno, son errores que no empatizan con el fondo del asunto. Además que el sistema financiero en todo el mundo ha resultado bastante creativo cuando trata de beneficiarse, lo que nos deja dicho que el reclamo actual no sería para nada difícil de buscarle la vuelta.

 

Proyectar supuestos de catástrofes económicas al momento de devolver el dinero busca aterrorizar a los reclamantes. En este instante en que la economía ha dejado de mover millones de pesos en salarios, proyectar un desastre por el ingreso de esos fondos en sustitución de su salario, sin aún haberse determinado el cómo serían entregados es poco científico.

 

No obstante, el fondo del asunto es que el razonamiento de los aportantes es válido. Si se trata de promover el individualismo, de poner al individuo por encima de todo... entonces la conclusión lógica es que este individuo es un ser capaz de tomar sus decisiones según mejor le convenga.

 

En otros países se han establecido mecanismos para que el aportante tenga mayor control en cómo se colocan sus fondos. Sin embargo, un mayor control no invalida la exigencia de por qué este sistema no me permitiría salir y administrar mis fondos, sin forzarme al ahorro o a ver a otros hacer negocios con lo propio.

 

Es así como el discurso de estas empresas siempre será individual a medias y resultará distante y altanero, debido a que la conclusión es “Usted no sabe administrarse, de usted hacerlo lo perderá todo y se volverá una carga social... Y por cierto, su presente no nos interesa, es su futuro lo que importa aún si no llega a disfrutarlo.”

 

Finalmente, con esto no quiero decir que estoy a favor de la devolución del 30% ni de la continuidad del sistema actual. Creo en un sistema de reparto solidario, pero también creo que ante las actuales circunstancias resulta mezquino descartar los reclamos de los cotizantes como irracionales y los mismos deben ser ponderados.


La venganza del voto de papel

El voto de papel ha sido el gran triunfador de estas elecciones. La obstinación de instalar un voto electrónico, iniciativa de la cúpula de la Junta Central Electoral, que puso en duda desde un inicio la confidencialidad del voto, el proceso de instalación, de conteo y de transmisión ante posibles hackeos, probaron el pasado domingo lo innecesaria que resultó esa riesgosa y costosa aventura. 


Para ser confiable y transcurrir sin problemas mayores, bastó que el proceso de votación contara con la participación ciudadana, la confianza de los partidos, la vigilancia de organismos internacionales, la presión pública, el control de los recintos… Estableciendo entonces que los principales elementos a tener en cuenta para desarrollar unas elecciones transparentes dependen de la voluntad, el orden y la civilidad, no de la premura en dar los resultados ni del uso de la tecnología. 


A pesar de cualquier probable sana intención de los jueces de la JCE, su riesgosa apuesta electrónica del 15 de febrero, sea por sabotaje o incompetencia, le ha costado momentos de ansiedad al pueblo dominicano, por lo que el momento de “felicitar” esa gestión de la JCE aún no llega, si es que llegará.   


Si el 15 de febrero pasado hubiésemos celebrado elecciones de manera tradicional con el voto de papel, las elecciones no habrían sido suspendidas, los aspirantes a congresistas y gobernantes no hubiesen visto su periodo de campaña recortado, la tranquilidad política y económica no se hubiesen afectado, y más importante aún, los dominicanos nos hubiésemos evitado el riesgo y posible esparcimiento del virus COVID-19 en los centros electorales.


Todos los que fueron a votar arriesgando su salud ante un virus silencioso que crea pánico a nivel mundial, son los que merecen las felicitaciones. Todos los que decidieron sentarse horas muertas a recibir electores y manosear votos y cédulas también; todos los que protestaron y aún exigen respuestas de lo sucedido el 15F; todos los que de alguna manera confiaron en el proceso a pesar de los riesgos y de las malas decisiones… pueden sentirse vencedores de esta primera fase.


El voto de papel obtuvo su venganza y vindicación, lamentable que haya ocurrido después de tanto millones de dólares desperdiciados en la apuesta electrónica. El pasado domingo, el presidente de la JCE dijo que “La democracia ha sido salvada”, lo cual es cierto, pero me cuesta mucho felicitar a los mismos que la expusieron al riesgo. Los demócratas han sido los que pusieron el pellejo en las calles, en las mesas, en las juntas distritales y los que persistieron en motivar al pueblo.


Tuesday, February 25, 2020

Abran paréntesis, ha muerto Tony Fernández

Tony “Cabeza” Fernández murió. Lo recuerdo con especial atención porque de niño veía mucho béisbol, porque mi posición favorita era el campocorto, porque se sentía bien tener un dominicano con talento en Grandes Ligas y porque nada superaba que fuera un tocayo. 

Los Azulejos de Toronto colgaron el 16 de febrero un vídeo recordando el paso de más de una década de Fernández por ese equipo. “En memoria del número 1. Siempre en nuestros corazones”  rezaba el texto que lo acompañaba, y para bien de todos, el otro lado de las redes emergió, el que vale las penas y hasta tolerar insultos. Todos esos aparentes canadienses flemáticos mostraron su calor y tristeza al escribir admirando el talento y dedicación de Tony al juego, sin olvidar su calidad humana. Originalmente esta nota recogía algunas de mis impresiones, pero al ver el desborde de afecto por las redes, decidí elegir los mejores comentarios dados por los demás y compartirlos.

Por ejemplo el de Mike Gibbs, un fanático canadiense que escribió en las redes: "Tony Fernández lo era todo. Dios, cuanto lo amaba, ¿quién no? Flotaba en el aire no importa lo que hacía. Sentías cualquier emoción como él. Lo conocías mejor que nadie, así era que te hacía sentir incluso a través de la TV... Me oponía a verlo en la banca incluso cuando estaba en una mala racha. No era estratégico. Simplemente amabas al tipo demasiado, incluso cuando estaba molesto. Déjalo poncharse, volverá. Algún día, ya verás, pero Tony se queda en mi formación. Para siempre."

Otro fanático de Toronto Dave Bidini, recuerda que Tony solía comprar en un barrio llamado Little Portugal porque encontraba yuca y que se sabía "O Canadá" de oído. Cuenta Bidini que cuando Tony regresó a Toronto en 1993 y el equipo ganó el campeonato, su discurso de victoria fue "Los amo y los necesito". Y continuó diciendo "Cuando pienso en el amor al béisbol, pienso en él. Descansa en paz Tony. Fuiste un rayo de luz en un lugar frio". Lo mejor, Bidini admite que su jugador favorito era Jorge Bell, siquiera Tony.

Los comentarios mostraron el impacto que tuvo en el deporte y en la vida de aquellos que lo vieron jugar. Frank Cardamone escribió “Argumentaría que la mayoría de los hombres en sus 40s se enamoraron del béisbol por Tony Fernández. Yo soy uno de ellos.” Por su parte Jordan Mackinnon dice “Pensaba que no se podía llorar en el béisbol. Que jugador y que persona, hizo al campocorto lucir poético”.  

En una entrevista, Fernández contaba que él nunca pensó en el béisbol como una manera de ganar dinero, “solo quería ser como uno de esos jugadores que yo vi en San Pedro de Macorís, como Pepe Frías" y lo logró con creces. Para cientos de personas, Tony Fernández fue su Pepe Frías. Todos querían emularlo.

"Cuantas horas pasamos perfeccionando la mecánica de Fernández con los amigos de infancia en los campos de Toronto " cuenta en su podcast Ari Shapiro. “Él era el tipo que yo quería ser cuando jugaba” dice cryptodread en Instagram. Varios escribieron que “Todo el mundo gritaba “Fernández!” cuando hacían un gran tiro de niño”.

Sus compañeros por igual destacaron sus grandes dotes y sus valores, el pitcher David Wells dijo "Un sueño de cualquier pitcher tenerlo en el campocorto, uno de los mejores de todos los tiempos. Descansa en paz amigo". Todd Stottlemyre dijo que nunca lo olvidará: que influyó en su vida de una manera positiva ya que "el hacía a todos a su alrededor mejor persona".
Shawn Green lo definió como su mentor de bateo y de la vida, “nos referíamos a él como Yoda, el verdadero maestro…”. Vernon Wells agradeció haberlo conocido, dijo que personificaba la gentileza y la bondad, y concluyó que el "Cielo es donde pertenece".

Joey Votto, canadiense, actual primera base estelar de Cincinnati, se comportó como un fan más, ya que jugó el partido de la semana con una gorra en la que escribió sin importarle la caligrafía: "EPD Tony. Mi papá y yo te amábamos"

Finalmente cito al contemporáneo rival Ozzie Guillén quien escribió en su cuenta de twitter: “Se nos fue uno de los mejores peloteros de mi época, gracias por todo lo bueno hermano y a enseñarme a competir contra ti, que mejor que tu fueron pocos, descansa en paz, Dios te cuide, y de donde estés cuídame a mí y los míos. Fuiste un señor fuera y dentro de la raya de cal".

En tiempos convulsos, reconforta conocer el aprecio a un dominicano ejemplar, que se ganó su lugar en la historia a base de fe, talento y disciplina, y en los corazones con quien interactuó a base de nobleza y humildad.  

Ojalá que su dimensión, contribución y sobretodo su ejemplo le otorgue el nivel de reconocimiento que mereció en vida pero que nunca mendigó; ojalá sea tomado en cuenta para la dedicatoria del próximo torneo invernal dominicano; ojalá los Blue Jays también le retiren la camiseta número 1 con que jugaba, que esta semana se volvió un clamor popular en las redes, bien resumido en el tuit de un señor apellido North: “El más grande jugador, y ser humano en haberse puesto un uniforme de los azulejos. Nadie debería usar el #1 para este equipo nunca. Te amamos, Tony!”.

Por más efímera que sea la gloria del béisbol, incluso la de un hombre, por más limitada que sea la contribución humana en esta tierra, en especial la de un deportista… Si la misma existe,  Fernández parece por momentos haberla atrapado. Por fortuna para él, ahora descansa lejos de toda aquella gloria y cerca de la única que en realidad trasciende, aquella que él había decidido creer y predicar. 

En paz descanse Cabeza.

Las intervenciones telefónicas… y la democracia, si podemos mantenerla.

Una nación de ovejas engendra un gobierno de lobos. Edward R. Murrow
“Aquí hay 80 mil instituciones y personas que tienen de esos aparatos que usted le paga y no tiene que buscar autorización de juez… Hasta yo mismo lo he hecho, he mandado a intervenir teléfonos pagando. Es un negocio. Ustedes no son de Suiza, no se hagan tanta bulla”, dijo con desparpajo hace un mes el diputado Manuel Díaz, ante las preguntas de la prensa sobre la intervención telefónica a su colega y expresidente de la Cámara de Diputados, Rubén Maldonado.
En esos días circulaba un audio de una conversación de Maldonado, en la cual declaraba molesto que si se le reducía la empleomanía, prendería fuego al Congreso. Lo que me llevó a recordar unos años atrás cuando circuló otra intervención telefónica, en la que el Dirigente Político Guido Gómez Mazara decía a su interlocutor, en un tono desenfadado, que a Miguel Vargas había que “matarlo” por no apoyar a Hipólito, concluyendo con un comentario de “vamos a ganar sin él no te apures” como restándole importancia a todo.
En ambos casos, las noticias debieron relatar el contexto ilegal de la captura de llamadas como principalía, pero no, la gente que captó y filtró el material consiguió lo deseado. Sacar del contexto un comentario apasionado, que no presentaba riesgo real a nadie, con el objetivo de denigrar a su adversario.
 ¿Quién puede reclamar con orgullo y propiedad todas las declaraciones que ha hecho en su intimidad? ¿Cuántas veces no hemos ofrecido destruir el mundo, sin posibilidades ni consistencia, en un fugaz momento de rabia?  Si consiguieran sacarle a flote a la gente todo el lado oscuro que merodea su pensamiento y palabra ¿Quién quedaría puro e impune?
Hace unos años el comediante Bill Burr le decía a un entrevistador que si este último hacía público el 90% de sus “mensajes de textos y de teléfono y los pones en las noticias, se te acabarían los podios en los que tendría que ponerme de frente para disculparme”.
Por suerte, uno no es solo su lado oscuro, como tampoco es su intimidad ni los estados violentos que vienen y van. Uno no es nada más los pensamientos que se guarda, o las palabras que profesa ante un amigo o enemigo pero que se niega a hacerlas públicas ya que carecen de sentido para desconocidos.
Por eso también se protege la intimidad y la privacidad que se da en ese mar de contradicciones e ideas. Y si alguien viene y captura, pretendiendo reducirte a 5, 10 o 20 segundos de un exabrupto verbal nunca llegará a conocerte. Esta nota no se trata de defender a Maldonado o a Guido tanto como a la privacidad.
En el siglo XVIII, Jeremy Bentham elaboró una propuesta de cárcel en que la sensación de estar siendo vigilado desde una torre central (aún si no lo estaban) era suficiente para que los presidiarios actuaran disciplinados. 
¿Acaso no tenemos razones para sentirnos vigilados? El nivel de detalle con que el Procurador enfrentó a principios de año a la jueza Miriam German Brito revela el seguimiento ilegal que se le daba. La intervención de su teléfono y la autorización judicial “errónea” (porque era el número de “un narcotraficante”) resultó una prueba atroz, que abría la posibilidad para que cualquiera de nosotros nos sintiéramos espiados.
Estos tres casos son muestra suficiente para entender que se espía al poder legislativo, se espía al Poder Judicial, como también a los adversarios políticos sin orden judicial válida, ¿Qué será del ciudadano común? El Congreso no representa ningún freno al Poder Ejecutivo o a los agentes privados que comercian en este mercado, por lo que nos encontramos en manos de la moralidad y la ética de los funcionarios o “empresarios”, para los que  la tentación resulta demasiado grande. De nada parecen servir las leyes en un país donde se impone la arbitrariedad de los hombres.
En 1974, el Comité Church del Senado de EEUU presidido por Frank Church llevó a cabo investigaciones frente a los abusos de la CIA contra los ciudadanos en el marco de la guerra de Vietnam. El Comité evidenció que más de 300 mil ciudadanos norteamericanos que no tenían nada que ver con la inteligencia militar ni eran sospechosos, fueron espiados con la excusa bélica.
Hace pocos años, Edward Snowden, un funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), confirmaría como se espía y el nivel de libertad que tienen los organismos de seguridad de EEUU a cualquier ciudadano del mundo sin necesidad de autorización y en contra de su Constitución.
Herramientas tan poderosas no pueden ser confiadas libremente al gobierno, mucho menos a los particulares. Se encargarán de espiar a los críticos, a los enemigos políticos y hasta a los amigos y parejas… Dando paso a la extorsión, al sometimiento y al menoscabo de la democracia.
Dice Snowden en una entrevista reciente dada a Joe Rogan que a “estos tipos no les importa la ley, no les importa la Constitución, a estos tipos no les importa el pueblo americano… les importa la continuidad del gobierno, les importa el Estado.” Sigue diciendo que  “Muchos expertos en el tema conocen lo que sucede, pero si no las puedes probar, ¿Cómo sigues adelante?... Las circunstancias en las que probamos algo, más allá de una duda razonable, son tan pocas y raras que casi siempre viene de soplones internos...” Por fortuna, los errores a Guido, a Maldonado y a Miriam Germán, nos dieron evidencias sin necesidades de soplones de que esto pasaba.
Lamentable ha sido el rol de la secretaria jurídica del PRM en una rueda de prensa reciente. En ella hacía de público conocimiento que entregaba una lista de teléfonos de sus dirigentes al gobierno, para que los mismos no sean intervenidos. Esta actitud sumisa parece implorar al Poder Ejecutivo y el Judicial la no intervención de los teléfonos de sus dirigentes, pero abre las interrogantes ¿acaso no tenemos todos los habitantes de este país el mismo derecho? ¿Cómo hago para incluir mi número? ¿De qué nos sirve el compromiso de una Procuraduría que no  genera confianza? más aún, ¿De qué sirve que cumpla cabalmente cuando aún existe todo ese mercado privado del que habla el cínico Diputado Diez?
La actitud responsable pasa por un gran pacto nacional, en el que se comprometan todos los candidatos a desmantelar estas prácticas y las “80 mil instituciones y personas” que hacen de ella un negocio. Un gran pacto por la privacidad, que inicie por revisar todas las 17,637 intervenciones dadas judicialmente entre 2017 y 2018, solicitadas por el Procurador “que más escucha”. 
Dicen que una señora de apellido Powell al ver al filósofo Benjamin Franklin, a la salida de las deliberaciones secretas de la Convención Constitucional de 1787, le inquirió: “Bueno Doctor, que tenemos entonces – ¿Una República o una Monarquía?” – Sin dudar, Franklin le respondería “Una República, si puede mantenerla”.
Aquí también nos toca hoy defenderla.

¿Valiente como torero de El Seibo?

"Nunca sentí piedad por un torero, y hasta pensé a veces que era buena su muerte por el pobre toro traicionado" Juan Ramón Jiménez, poeta español. Premio Nobel 1958.

Toda mi vida respeté la tauromaquia y las corridas de toros. Quizás influenciado por Julio Iglesias, el Puma o Chayanne, lo entendía como una tradición española de intrepidez y coraje, de la cual había que priorizar su impacto cultural. Ese pensamiento me duró hasta el año pasado.

A distancia solo conocemos la valentía, las imágenes pausadas, los estribillos de las canciones, los reflejos y la elegancia del torero frente al peligro. El asestar de muerte a la bestia que va por él. El triunfo de la humanidad frente a lo animal. De la vida frente a la adversidad.

Todo hasta que lo vi. Pagué unos 15 euros junto a unos amigos por ir a la Plaza de Toros de Pamplona. A casa llena vi a la gente acudir alegres de blanco y rojo con sus destilados favoritos de acompañante. La vista de la Plaza era majestuosa desde cualquier rincón, sus colores y las energías preparaban al turista de forma positiva. Motivación no nos faltaba.

Después de ciertos rituales de presentación, en el que los participantes saludaban al palco de honor, al presidente y le daban una vuelta de reconocimiento a la plaza, comenzaba el "espectáculo".

La contienda se realizó en tres fases. En la primera fase intervino un torero a caballo bien protegido, cuyo objetivo fue picar al toro con una puya de acero sólo sobre la parte superior del cuello. Con esto le provocó heridas ligeras aunque sangrantes al toro, que hicieron que este agachase la cabeza y estuviese un poco desconcertado para lo que venía.

La segunda fase trató la entrada de varios toreros secundarios (o banderilleros), cuyo trabajo era introducir banderillas de colores sobre el lomo del toro. Estas banderillas  tienen en la punta un arpón de acero cortante y punzante. Estos toreros salieron por toda la circunferencia provocando al animal con sus mantas mientras le clavaban las banderillas, algunos se iban corriendo entre tanto otros volvían a distraer el animal con los pedazos de tela. Este ejercicio se repitió varias veces con los toreros secundarios. Así lo fueron debilitando, quedando cada vez más herido.

Es entonces cuando el toro pasó enfrentar a su gran adversario final. Hizo su entrada el Torero matador, el principal, elegante y dominante. Si los otros le corrieron al toro este no lo hizo. Se le acercó, lo tocó, se le puso de rodilla, ofreció más espectáculo, más riesgo, más burla ante el animal, que estaba también más debilitado. El enterrarle banderillas no cesó hasta que ya sin fuerzas el Matador le clavó el estoque final y lo mató.

Entre vítores y aplausos el toro caído fue entonces amarrado y arrastrado por toda la plaza y el torero celebrado. Constituyéndose este en uno de los espectáculos más vergonzosos y cobardes que he visto, ya que ni un retiro digno se le dio al animal.

En la cercanía lo que un día vi como elegancia me pareció maltrato y burla, lo que me lucía como valentía se reveló como temeridad y cobardía, mientras que la alegría que percibí del público ahora me lucía como un delirio primitivo de las masas.

Ni mis amigos y yo logramos controlar la cólera ese día, no pudiendo completar la agenda de la corrida. Desde ese día nos declaramos partidarios los tres de detener esa humillación desigual y sin propósito. Nuestra indignación nos hizo empatizar por el toro, en lo personal hasta pedí concentración para que el animal se llevara de una buena vez al bufón final que lo mataba sin sentido. En una casi lo logra.  

Tanto la reacción del público de celebrar ese abuso como la reacción nuestra a favorecer al toro, nos lleva a preguntarnos si realmente triunfaba la humanidad o lo animal. Nos lleva a interrogarnos ¿Qué es la cultura? y ¿cuál de sus acepciones tenemos el deber de promover? ¿Es esta cualquier tradición de un pueblo o se trata de algo más? Algo superior. Algo como un instrumento mediante el cual desarrollamos la inteligencia, los valores y el pensamiento complejo.

En estas semanas donde se hace público el anuncio por parte del Ministerio de Agricultura de utilizar fondos públicos para construir en el Seibo una Plaza de Toros en el país, he vuelto a pensar en esto gracias a uno de mis amigos que estuvo presente.

A pesar de que el recuento de nuestra experiencia no es el que sucede en las corridas de El Seibo, donde el toreo no implica matar al toro sino cansarlo, se hace válido reiterar lo inhumano que pueden resultar estas prácticas. Lo fácil que es transgredido los límites. Se hace válido también citarles que existe la ley núm. 248-12 que tiene como objetivo erradicar todo tipo de maltrato y actos crueles contra los animales que los martiricen o molesten. Dicha ley prohíbe y considera como crueldad en su art. 61 el “Maltratar a un animal de forma alevosa, por maldad, brutalidad, egoísmo y satisfacción”. Es entonces acaso algo más que una crueldad la corrida de toros?

De igual modo vale preguntarse, ¿Cuál es la necesidad de forzar una tradición menguada y a todas luces ilegal en el país con fondos públicos? ¿Qué buscamos con incentivar esta disciplina? ¿Qué tipo de cultura deseamos proponer? ¿Qué valores se desarrollarán con ella? La sociedad parece perdona todo en tanto entretenga y rinda beneficios económicos, pero nosotros tenemos la responsabilidad de fomentar aquello que enriquezca nuestro país y de rechazar lo que contamina.

Wednesday, August 14, 2019

Sobre la amistad, la reproducción y los tíos ausentes

A Vanessa, Luis, Hamal, Carmen y demás amigos de quienes aún no conozco sus crías.

“Yo soy tu tío” aún nos dicen a mis hermanos y a mí señores mayores de los cuales no tenemos registros en la vida familiar. Extraña práctica que nos llevaba a rechazar a la persona con suspicacia, porque en principio los tíos son cercanos o no lo son, es decir este hombre bien puede ser un conocido de los viejos pero tío no lo llamaré.

Ahora que muchos de mis amigos empiezan a tener hijos y no logro sacar el tiempo para visitarlos y darles seguimiento a todos, ya sea por el trabajo, los tapones, el hecho de que se reproducen como conejos u otros compromisos sociales… comprendo a aquellos viejos amigos de mis padres y observo el potencial que tengo de convertirme en ese sospechoso personaje.

Pues resulta que como dice el escritor argentino Alejandro Dolina «Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que está rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y cuñados. Los amigos de verdad están lejos, probablemente encerrados en círculos parecidos. Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas.» 

No obstante, estar atrapados en distintos círculos no reduce el afecto por los amigos. Aquí se hace válido citar al maestro Jorge Luis Borges, por aquello que decía de que a diferencia de lo que sucede con el amor “la amistad puede prescindir de la frecuencia”. Basta con la memoria, cierta química y encuentros esporádicos para que la amistad se prolongue y mantenga. 

Y cuando un amigo decide multiplicarse, se hace imposible limitarle el afecto al resultado de su multiplicación. Es así como haciendo introspección décadas después, ya no encuentro de entrada extrañeza ni sospecho dolo en esos mayores que nos reclamaban la categoría de “tíos”, y tocará asumirlos como siempre lo ha hecho mi hermana mayor sin obstáculos. 

Por lo que a mis sobrinos que recién nacen, aún si no los veo por un tiempo prolongado, aún si no hay regalos como dicta el calendario anual de consumo, sepan que para las cosas importantes se puede contar con esos tíos, que andan por ahí reclamando una categoría afectiva simplemente por el hecho de que, al igual que ustedes, quieren mucho a sus padres.

Urge legalizar el cáñamo del cannabis sativa, no la marihuana

A finales del año 2018 la mayoría de los republicanos y demócratas en el Congreso de los Estados Unidos se pusieron de acuerdo en algo, y fue en votar a favor de legalizar la producción industrial del Hemp en ese país (cáñamo de cannabis sativa). Posteriormente el Presidente Donald Trump promulgaría la ley contentiva de esta legalización.

El cáñamo del cannabis sativa no es lo que se conoce como marihuana, ya que el tetrahidrocannabinol (THC), que es el agente psicoactivo que produce efectos psicotrópicos en la marihuana, está reducido a un 0.3% a la hora de cosechar el cáñamo. Y lo que es mejor para cualquier ferviente opositor a la legalización de las drogas según explica el director de VoteHemp.org Eric Steenstra, “si el polen del cáñamo se llegara a mezclar con el de la planta femenina que cultivan para la marihuana, causaría que la semilla pierda su potencia… Por lo que, quienes cultivan marihuana en EEUU no quieren cáñamo justo al lado de su siembra”.

Hasta este momento la siempre y cosecha del Hemp estaba prohibido dentro de los EEUU, razón por la cual las empresas que utilizaban este producto dependían de importaciones de China, Francia o Canadá, donde la prohibición era inexistente.

Pero para qué se utiliza este planta? Sus utilidades han sido variadas a través de la historia. Entre ellas se establece que la propia constitución de EEUU fue escrita con papel derivado de esta planta, lo cual no sorprendería ya que el propio George Washington cultivaba hemp. Posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, EEUU usó el cáñamo para hacer sogas.

En la actualidad su uso sigue siendo variado, desde productos alimenticios, ropa, jabones y debido a su fortaleza (Algunos establecen que el Hemp es más resistente que productos como el acero) ha sido usado hasta para hacer automóviles.

Y aunque es mayor el trabajo y la intensidad de la cosecha, cultivarlo es buen negocio. En la actualidad, dice Streenstra, que comparado con un acre de maíz o trigo la productividad del cáñamo rinde mayores frutos económicos en EEUU. Este cultivo presenta como beneficios que debido a su fortaleza no requiere pesticidas, así como que no necesita tanta agua como el arroz para ser cosechado.

Al igual que sucedía en Estados Unidos, en nuestro país el artículo 21 de la ley 2050-88 aún prohíbe todo tipo de plantas relacionadas al cannabis porque la considera como “estupefacientes y sustancias controladas”. Un inversionista recientemente me citó que tenía la idea y el capital para desarrollar en nuestro país un proyecto de exportación de Hemp a EEUU, pero que entre las barreras se encontraba esta del obstáculo legal.

Es preciso destacar que la nueva Farm Bill de los EEUU no libera totalmente el cultivo del cáñamo. Se establece un mecanismo para su cultivo industrial que requiere de autorización y regulación para verificar que el mismo sea conforme a la ley y su THC menor de 0.3%.

Considerando las ventajas de nuestro país para producir, como el acceso a mercados de libre comercio, la posición geográfica y la mano de obra barata; urge que el Congreso reconsidere la prohibición existente del Cáñamo para fines industriales, ya que va en detrimento de nuestro comercio y capacidad exportadora.

Tuesday, August 13, 2019

De cuando demandé a una aerolínea en Francia y gané

“No puede haber democracia diaria, sin ciudadanía diaria” R.N.

Uno de mis héroes es el activista estadounidense Ralph Nader. Un abogado que ha dedicado su vida a servir a la ciudadanía, principalmente a través de mejorar los derechos del consumidor.

Gracias a él disfrutamos de un buen número de leyes e instituciones (tanto los estadounidenses como gran parte de la humanidad) iniciando por los airbags y los cinturones de seguridad. Una de las razones es por su voluntad a reivindicar derechos, a fijar posición y a obligar al sistema para que este trabaje para la ciudadanía. 

En julio de 2017, yo tenía boleto de regreso a Santo Domingo vía el aeropuerto de Orly en París. Por razones que no vienen al caso, un tráfico especial ese día o simplemente mi culpa (como se encargaría de recordarme el testarudo amigo Chan que viajaba conmigo), llegamos faltando una hora para el despegue del avión. Corriendo nos informan que el Check-in (Registro) del vuelo estaba cerrado, que cerraba una hora y media antes.

En servicio al cliente de la empresa tratamos de forzarlo, pero nos informaron que había que estar dos horas antes en vuelos transoceánicos. A diferencia de vuelos internos de Europa que era 1 hora... ¿Dónde dice eso? En su ticket fue la respuesta del representante, pero ahí no encontramos nada.

Estábamos dispuestos a viajar solo con maleta de mano evitando complicar el check-in, pero no hubo diálogo posible con el representante de la aerolínea, que a su juicio tenía una fila con peores problemas que una tardanza. Al otro día nos enteramos que el avión se retrasaría dos horas, por lo que el tiempo hubiese sobrado para hacer migración y llegar a la puerta de embarque.

Tuvimos que comprar otro vuelo para el día siguiente y solo recuerdo los posteriores lamentos del Chan, que por ese dinero gastado nunca iba a poder comprar su casita. Una vez llegué a Santo Domingo via Haití, mantuve el sentimiento de agravio. ¿Cómo pueden exigirle a alguien llegar a una determinada hora sin comunicárselo? ¿Y si mañana deciden que no son dos, sino tres horas o cuatro para el check-in? 

Decidí buscar abogados. Encontré una empresa Flightright en internet que llevaban este tipo de caso por un cuota litis (es decir si el caso se ganaba, ellos ganaban). Primero hacían una evaluación para saber si el caso tenía mérito. Se lo comenté a un escéptico Chan que les escribió páginas de lo sucedido. Yo hubiese querido copiar su relato, pero no me había avisado cuando lo envió, así que tuve que desarrollar en pocas oraciones el mío. A él se lo rechazaron, a mí quizás por abogado, me pidieron contar más.

Les gustó el caso. Así que apoderé a los abogados que trataron de contactar la aerolínea sin suerte. Por lo que ahora tocaban los tribunales de Francia, la demanda se la había comentado a muy pocas personas, por la tendencia a resignarse o azarar que tienen muchos. Pero dicho misterio se vio revelado un buen día que me enviaron una citación a audiencia ante el “Tribunal D’Instance Service Civil Place Marcel Cachin”. Con tan mala suerte que la recibió el otro Tony Raful, mi padre, quien al comentarlo recibió reprimendas de la familia por andar peleando en Europa. Nadie le creía su “No fui yo!” así que tuve que intervenir a aclarar algunas cosas. 

El caso es que la semana pasada llegó la sentencia favorable. En el juicio, la aerolínea presentó como “prueba de mi falta” una recomendación de su página web (no el boleto) que pide presentarse de 4 a 6 horas antes en el aeropuerto, pedían condenarme a 500 euros por las costas.

El Tribunal francés en una brevísima sentencia de 6 páginas, consideró injustificada la negación de mi embarque, ya que la aerolínea no aportó pruebas de que me haya informado de manera directa mis obligaciones. Estableció que esta “se habría realizado de manera válida si, como otras aerolíneas, esta indicación apareciera en el documento de reserva que recapitula las características del vuelo adquirido”.

Es así como la empresa Air Caraibes fue condenada a pagarme 600 euros en aplicación del Reglamento Europeo 261-2014. Este monto es más simbólico que beneficioso, ya que es similar al que me costó el pasaje de reposición, y tendríamos que restarle el 25% del cuota litis, y la promesa de dividirme lo ganado con Chan como aporte para su casita. 

Es decir no es mucho, pero quizás lo suficiente para que la empresa corrija esa situación informando debidamente al consumidor. Además de que queda ese agradable sabor de victoria moral e internacional en mi primera demanda como afectado. Y claro el intento fructífero de replicar el ejemplo de uno de mis héroes haciendo valer mis derechos y de paso el de todos.

El Récord Guinness y los logros que nadie quiere


Image result for carlos silver guinness¿De qué me sirve como dominicano un Récord Guinness? ¿Ante quien podemos pavonearnos de tener un récord que nadie o casi nadie ha querido en su vida? ¿Atrae prensa mundial o turismo?... ¿O será simplemente un viaje del ego, de 15 minutos de fama de otro que arriesgó su vida por querer ser reconocido y querido?


Recuerdo en mi adolescencia la celebrada figura del nadador dominicano Marcos Díaz, hoy viceministro de deportes. Lo conocí impartiendo una charla de esas de coaching a mi grupo en el colegio. Tenía muy buena prensa. Los medios lo reseñaban como el gran nadador mundial. 

Desde esos tiempos mi problema con su figura era que no entendía contra quien competía; ¿Cuantas personas habían tratado de hacer lo que él hacía? ¿A quién le importaba lo suficiente para llevar esas estadísticas? ¿Cuantos querían ser el mejor nadador en esas distancias exageradas que él elegía? Porque a mi juicio para exceder en una disciplina necesitabas el desafío de los mejores atletas y eso lo atraía la popularidad de la competición.

A pesar de que hoy puedo reconocer que todo logro requiere esfuerzos, mi juventud no me permitía celebrar un dominicano como Marcos Díaz, porque quería un Michael Phelps. Uno de medallas en el pecho, que competía contra los mejores del mundo en una disciplina de natación admirada. Porque al final la verdadera hazaña deportiva no se encuentra solo en el esfuerzo, sino en el esfuerzo competido que nos hace sobresalir.

Y aquí entramos entonces al caso de los Récord Guinness y la República Dominicana. En 2012, el Ministerio de la Juventud apadrinó unos jóvenes para que leyeran por 42 días consecutivos y figuraran en el Récord Guinness, convirtiéndonos en "la nación del mundo que más tiempo ha durado leyendo continuamente y en voz alta". La acción se promocionó como una acción cultural, que era parte del rescate de la literatura, por la cual el mundo iba a ver que éramos “el país más lector del mundo”.

De nada sirvió. 

Porque son espectáculos, y la publicidad de valores o patriótica que acompaña estos espectáculos mueren con ella, son igual de obsoletas. Nadie con discernimiento cree que el nado de Marcos Díaz sirvió para fomentar los Objetivos Mundiales del Milenio, ni que esos 42 días hayan servido para mejorar nuestros índices de lectura, mucho menos que Carlos Silver fomente el canto o el patriotismo. Son viajes del ego, en ocasiones con fines comerciales o políticos.

Carlos Silver ha sido el caso más reciente. Un artista dominicano poco conocido hasta que inició su búsqueda por el récord Guinness, lamentablemente no lo logró, pero su ejemplo queda para evaluar este tipo de hazañas. Y es que aún si Silver hubiese alcanzado dicho récord, es cuestionable la magnitud del logro debido a la falta de importancia y rigurosidad de la misma. El canto exige tonos y melodías, pero ¿puede una persona mantener por decenas de horas una fortaleza vocal determinada? O llegado un momento la voz falla (como le pasó a Silver) y el propósito termina siendo cantar por cantar como salga, aún si el resultado deviene en ruido, cosa que cualquier mediocre en canto con capacidad de aguante podría intentarlo, por lo que cabría preguntarnos ¿Qué tanto puede este récord ser celebrado?

De pequeño hojeaba el libro Guinness, y entre las cosas que más me impactaron fue ver la foto del hombre con las uñas más largas del mundo, y viendo el caso de Silver me pregunto hoy ¿me habría dado orgullo este hombre si hubiese sido dominicano? Su capacidad de mantenerlas creciendo, de poder hacer su labores cotidianas, de vivir entre críticas de la sociedad eran realmente impresionante, ¿pero era esa el tipo de proeza individual que quisiera ver replicada en mi sociedad?, obviamente que no.

Cierto es que en el país tenemos al menos un Récord Guinness plausible de promocionarse, el Mojito más grande del mundo. Y lo entiendo así porque el mismo conlleva un valor noticioso, entretenido y turístico. ¿Pero podemos realmente insuflar el pecho y desempolvar la bandera ante este u otro logro cuando casi nadie ha competido por ello? 

Carlos Silver es el caso más reciente de una persona dispuesta a sacrificar su salud por la fama, por el espectáculo. Ya ha anunciado que lo intentará una tercera vez. Pero si su interés real yace en el canto, debe aprovechar toda su popularidad efímera y enfrentarse en el terreno del artista, preparar un disco con algo de rigurosidad y para un público que entre toda la música existente, lo elija más allá de su travesía. Porque la realidad es que una gran parte del Récord Guinness carece de competencia no precisamente por lo genial o descomunal de su hazaña, sino por lo ridícula que puede resultar en ocasiones la misma.

Friday, April 5, 2019

¿Y si el voto electrónico nos resulta peor que el de papel?

“El problema con los sistemas de votación asistidos por computadoras es que centralizan la oportunidad de hacer fraudes” Gary L. Greenhalg

Sin ánimos de contrariar la posible idea de progreso en la Junta Central Electoral, no logro entender la necesidad de apostar de inmediato a un nuevo sistema de votación en el país, en especial de manera generalizada.

Tres mil técnicos desaparecidos fue la excusa para la falla de los scanners en el 2016, una apuesta que el día de las elecciones reveló el nivel de improvisación y monstruosidad que existió en ella. ¿Por qué entonces después de haber gastado tanto dinero en esos scanners (que aún cuestan millones de pesos mensuales almacenar) nos arriesgaríamos a otra aventura en un país con recursos limitados? La respuesta más puntual sería hacer más eficiente y transparente las votaciones, pero existen razones para preocuparse.

Se le llama voto electrónico en su acepción amplia al uso de la tecnología al momento de votar, almacenar y transferir por una red la selección política de los ciudadanos en los colegios electorales, este sistema así como tiene fortalezas también conlleva debilidades y riesgos. “En algunos casos, los fallos pueden originarse del escarceo de recursos y la dependencia excesiva de los gobiernos en el sector privado debido a la falta de experiencia en el área de tecnología” (Hapsara, Imran, Turner, 2017).
  
Es decir, en el momento en que la JCE debido a sus limitaciones técnicas (en materia de máquinas, software, expertos…) contratan una empresa para ser auxiliados, dependen de esta, externalizando la responsabilidad del conteo y en el peor de los casos la posibilidad de un fraude. Y dependiendo de cómo sea la instalación de dicho sistema, el cambio puede generar una concentración peligrosa de datos digitales que no existe en la modalidad del papel.

En este sentido, cabe destacar que la democracia valora que el voto sea secreto, que la elección se realice en libertad y que su resultado sea registrado. En principio, el voto electrónico no debería arriesgar ninguno de estos valores, sin embargo la aplicación de este tipo de tecnología ha levantado con el tiempo preocupaciones en relación a:

1.    Identificar el voto hecho por el ciudadano

El 17 de mayo de 2013, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que las razones del apretado resultado en las recientes elecciones de ese país se debieron a 900.000 electores, los cuales ya estaban identificados “con Cédula de Identidad y todo... ". A pesar de no tener certeza de cómo fueron identificados estos votantes por Maduro, la declaración llevó a algunos a cuestionar el sistema electrónicomediante el cual habían votado.

Esto debido a que una vez se registra un ciudadano con su cédula en un sistema digital y vota, es muy fácil para un sistema corrompido vincular ambos datos y suministrarlos a un tercero habilidoso. Comprometiendo así el secreto del voto y provocando una reducción en la libertad de ejercer el mismo. En la actualidad mediante el voto en papel, no hay forma de distinguir por quién se tiró un voto en la urna, pues todos los votos se confunden una vez introducidos.

Por eso se hace preciso, que la máquina a utilizar no registre datos individualizados, ni el orden ni la hora de cómo han sido echados los votos, así como que no esté conectada a una red de acceso u otro equipo remoto o local para que la información no sea vinculable.

2. Las auditorías a las máquinas

Pero ¿Y si la máquina no registra mi voto adecuadamente? ¿O si me dice que se registró bien y luego envía otro dato? Se dirá que para eso están las auditorías, no obstante para inspeccionar un software es probable que se necesite otro software, en el cual a su vez hay que depositar la confianza, la cual se limita más si este resulta ser privado y no de datos abiertos.

En este sentido, es oportuno recordar que por cada partido político y su equipo técnico verificando estos softwares, existen decenas de hackers/crackers/piratas cibernéticos dispuestos a penetrar y corromperlos por dinero o ideología, dentro y fuera del país y las instituciones. Y aun si tenemos certeza de que la máquina está registrando y enviando todo de conformidad antes de las elecciones, la alteración puede ser realizada después de la auditoría, en cualquier etapa del proceso.

 3. La impresión como soporte

Por eso algunos partidos han pedido un sistema de impresión o papel, mediante el cual cada máquina tenga su soporte físico. Este soporte no debería ser codificado, debería esclarecer igual que si fuese una boleta física el resultado de elección del votante, donde este luego de haber confirmado, proceda a verificarlo y depositarlo en una urna.

Sin embargo, ¿En qué ocasiones contará la mesa electoral los votos manualmente una vez lo ha hecho la máquina?  ¿Se hará dicho conteo después de los resultados electrónicos? Parecería un doble trabajo (ni hablar del doble gasto) que cualquiera que ha experimentado el tiempo y el cansancio en una mesa electoral le podrá decir que no será realizado para todos los niveles.

Y no puede faltar la pregunta que todo el mundo que ha enviado algo a imprimir conoce ¿Qué sucederá si la impresora se atasca o deja de imprimir? O ¿Si los oficiales de la mesa tiran a la basura los resultados impresos? ¿Será el dato electrónico predominante? Todos estos escenarios se han dado en otras latitudes.

4. La necesidad de un protocolo

Por eso la necesidad de un protocolo que aclare dudas. Todo actor político, autoridad electoral y ciudadano debe preguntarse ¿Qué pasará si las máquinas empiezan a fallar por todo el país y no hay alternativa electrónica inmediata? ¿Si la empresa que suministra falla en proporcionar las máquinas o en verificar el software a tiempo? (como ha pasado en algunas partes de EEUU) ¿Tendremos disponibles boletas impresas en todos los colegios electorales para todas las situaciones?

En el caso de las elecciones 2016, fue tanta la confianza que se le dio a la situación de los scanners, que existieron mesas que no sabían hacer actas manuales, porque el nivel de información recibida y la tozudez para usar los scanners devino en ceguera a la hora de instruir.

El nivel de profundidad que debe tener un protocolo de voto electrónico para contemplar todas las situaciones posibles no se alcanza de un momento a otro. ¿Y si falla la energía eléctrica? ¿O un alto voltaje daña las máquinas? ¿Si la máquina se sobrecalienta? ¿Si una persona destruye el monitor? ¿Si se freeza? ¿Y si un ciudadano introduce un dispositivo en la máquina mientras se encuentra sólo con un virus que altere los resultados? ¿Se podrá entonces impugnar patrones de votación dudosos? ¿Dónde se guardarán todas estas máquinas? ¿Cómo será la logística de almacenarlas e instalarla para las elecciones? ¿Las tendrán los presidentes de mesa en sus casas el día antes? ¿Podrán manipularlas? ¿Cómo los delegados sin conocimientos en tecnología en todo el país podrán verificar que “la urna digital está realmente vacía”? ¿Que la urna digital no multiplica los votos de algún candidato después de un cierto número votantes? A mayor cantidad y complejidad de procesos invisibles menor fiscalización. 

Imaginen ahora aplicar todo esto simultáneamente en los 16,070 colegios electorales habilitados.  

En la actualidad el sistema que opera en el país es caótico, sobre todo a la hora de contar los votos y registrar las actas. Sin embargo, ese mismo caos produce que haya que tener una estructura muy grande dedicada a sabotear unas elecciones, la cual ha de ser muy costosa, pública y desordenada. En el caso electrónico, bien puede hacerse eficiente y ordenado un fraude con sólo una persona a distancia. Y el esfuerzo tecnológico para modificar un voto es el mismo que para modificar miles, sin que nadie sea visto.

Aun así algunas recomendaciones que podría hacer de proceder con esta nueva apuesta a toda costa sería:  

a)      No realizar auditorías sobre una muestra pequeña de las máquinas sino sobre la totalidad. Asimismo, no realizar auditorías sobre un número limitado de votos. Las mismas deben realizarse completas como el día de las elecciones, debido a que puede existir fallas o una programación corrupta que empiece a registrarse a partir de 50, 100 votos emitidos.      
b)      Que el registro a cada votante sea realizado de manera independiente  y manual en la mesa, nada de registros en la computadora con la cédula, para proteger el secreto del voto y evitar ser vinculado.
c)       Que la máquina esté aislada en la votación y no sea utilizada para transferir datos, sin conexión a la red y sin registro de horas ni orden, debido a que esto genera mayor riesgo.
d)      Que una vez terminado el proceso, el ciudadano pueda verificar su voto con una impresión de la máquina y echarlo en una urna tradicional.
e)      Que se proceda a imprimir el acta de voto electrónico, dar lectura y firma entre los miembros del colegio.
f)       Que en otro dispositivo distinto se proceda a enviar el acta firmada a la JCE.

Y es que aun si usted confía en todos los jueces de la JCE, la edad promedio entre sus cinco miembros es de 68 años, y al no tener un ‘expertise’ técnico en el tema, la confianza de ellos es delegada a su vez en otros técnicos, otras empresas, cuyas promesas instruidas tampoco son fiables considerando el interés en juego y el avance de la tecnología y los piratas digitales.
Finalmente, si me preguntaran, creo que la JCE debe iniciar por un programa piloto sólo en algunas provincias y colegios electorales específicos, en los cuales se tenga capacidad técnica de sobra para acudir a las elecciones y limitar la ocurrencia de estos riesgos. Porque en definitiva, no se puede partir de la confianza en este tipo de procesos, sino de la duda.